Capítulo 5

30 11 2
                                    

Bastian, 7 años de edad. 

Bárbara, 2 años de edad, 

verano de 1992...

—¿Tía? —murmuro Bárbara con tono suave, observando a Bianca, expectante de una respuesta para los ruidos.

Bastian dejó de lado lo que estaba haciendo y se bajó de la silla, tomo a Bárbara de la mano con nerviosismo y observo a su madre, temiendo por lo que estuviese sucediendo en el apartamento de al lado. Bárbara se colgó un poco de él para bajarse de la silla y abrazarlo.

—Bastian, quédate aquí con Bárbara —ordeno Bianca cuando se escuchó otro estruendo, levantándose de su sitio y acercándose a la puerta que da al balcón.

—Mamá... No vayas —Bastian apretó a Bárbara contra el asustado, con los ojos llorosos—. No tienes que ir, puedes quedarte aquí. Bárbara y yo estamos aquí —aseguro él con rapidez intentando no temblar de los nervios.

—Tengo que ir —aseguro Bianca abriendo la puerta para salir.

—¡No! —chillo Bastian corriendo hacia su madre y dejando a Bárbara pasmada en su sitio—. ¡No tienes que ir mamá! ¡Nosotros estamos aquí! ¡No vayas! ¡No quiero! —empezó a llorar con desespero, temblando de miedo.

—¡Bas, Bas! —exclamo Bárbara llorando y caminando para acercarse a Bianca—. ¡Tía! ¡Tía no!

Bianca se arrodilló y los abrazo a ambos para calmarlos.

—Tienes que escucharme Bastian, por favor quédate con Bárbara ¿Sí? —Bianca limpio sus mejillas.

Bastian negó desenfrenadamente.

—Sé que es pedir demasiado, pero por favor sé valiente y cuida a Bárbara por mí. Solo voy a ver qué sucede y regresaré ¿Está bien? —Bianca se levantó soltándolos a ambos.

Bastian se quedó quieto en su lugar sujetando la mano de Bárbara quien se aferró con fuerza a él, Bianca le sonrió antes de dar unos pasos hacia el apartamento de al lado. Bastian fue hacia el mueble donde su madre estaba sentada previamente, ayudo a subir a Bárbara primero, antes de sentarse allí a esperar a su mamá.

—Bas, Bas ¿Tía? ¿Dónde va? —pregunto Bárbara señalando la puerta del balcón desde su sitio—. Quiero a tía... —protesto con los ojos aguados—. Tía... —sollozo pasando sus pequeñas manos por su rostro.

—Bárbara, está bien —Bastian intento calmarla dándole palmaditas en la cabeza, aunque él también está intranquilo—. Tranquila, todo estará bien.

—Bas... —Bárbara hizo pucheros mirándolo con los ojos cristalizados—. ¿Tía, mamá? ¿Malo y mamá? —preguntó señalando el lado del apartamento donde se escucha con mayor claridad hacia el otro lado cuando hay ruido.

—Sí, es tu mamá. Mi mamá fue a ver a tu mamá y al hombre malo —aseguro él en medio de un asentimiento nervioso.

Un fuerte grito se escuchó antes de un estruendoso golpe, Bárbara se asustó y se abrazó a Bastian, él la sentó en medio de sus piernas y le abrazo haciéndola una bolita para cubrirla con su cuerpo tembloroso, ya que él también se exaltó por el ruido.

—¿Niños? —cuestiono Bianca entrando exaltada al apartamento—. Están allí... —murmuro con rapidez al observarlos.

Ambos observaron a Bianca algo confundidos, porque se movía con rapidez alrededor del apartamento buscando algo, abrió un baúl donde ella guarda cosas que trajo consigo de su anterior casa y saco un bate de béisbol. Bastian la observo algo asustado, pues la primera vez que observó ese bate, su madre lo estaba usando para ahuyentar a unos adolescentes que tiraban piedras a las ventadas del edificio para entretenerse.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora