Capítulo 38

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Bastian, 25 años de edad. 

Bárbara, 20 años de edad. 

Verano de 2009...

Bastian corrió por los pasillos del hospital, tan pronto le avisaron del accidente, dejo todo lo que estaba haciendo para ir a apoyarla de alguna manera. Unas cinco horas luego del accidente fue que Bastian recibió una llamada de Luar, a esa hora apenas empezaba a hacer el desayuno para ir a trabajar, haciendo fisioterapia en una clínica local, de las más pequeñas de la ciudad. Un profesor le hizo el favor de recomendarlo y aprovecho la oportunidad.

—Disculpe —llamo la atención de la recepcionista.

—Un segundo —pidió la chica al tener que atender una llamada, lleva algunas horas así, luego del accidente llegaron personas como gotas de agua en la lluvia y las llamadas no dejan de entrar.

Bastian miró alrededor intentando saber si Luar está cerca, pero tal vez ella está en otro lugar esperando noticias sobre Bárbara. No está seguro, él había conducido unas dos horas hasta la siguiente ciudad, ya que el accidente fue cerca de esta, así que Luar también tuvo que conducir hacia acá, probablemente está ansiosa por la situación.

—Bien, ahora si ¿Buscas a alguien? —cuestiono la recepcionista en tono suave, algo agotada por la jornada.

—Sí, es una paciente del accidente, su nombre en Bárbara de la Vega —aseguro él en tono ansioso.

—De la Vega... —empezó a buscar entre todos los papeles que le habían dado y debía pasar a la computadora—. Sí, está aquí, pero según esto ya debe estar en cirugía, toma el pasillo hasta el final y gira a la izquierda, allí puedes esperar por la paciente.

—Muchas gracias —Se apresuró a decir Bastian iniciando una caminata rápida por los pasillos—. Al final... —murmuro doblando a la izquierda, unos cuantos pasos más, y pudo ver a Luar sentada.

Ella se levantó al verlo y Bastian la estrecho en un fuerte abrazo, se nota en su rostro que ha estado llorando, ya que su pálida piel está sonrojada y sus ojos rojos. Además de que tiene la respiración tupida.

—Llegaste más rápido de lo que pensé —comento ella con una media sonrisa—. Todavía no ha salido de cirugía. Tiene la cadera fracturada y se golpeó la cabeza —Luar sorbió su nariz e hizo una mueca—. Tiene una herida aquí —Se señaló la parte superior de la cabeza—. Dijeron que por eso se desmayó, pero en la tomografía no parece haber algo grave, pero sus ojos tienen heridas —Se mordió la mejilla y frunció el ceño.

—Todo va a estar bien, de seguro va a sonreír cuando despierte y te vea aquí, aunque tal vez no esté tan feliz de verme a mí —Bastian sonrió con algo de pena, intentando calmar a Luar.

—Sí, de seguro no es nada grave —suspiro ella dándole palmadas en el hombro—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo? Felipe fue por algo de desayunar, mientras esperamos.

—No, está bien, ya comí —aseguro él, aunque es una mentira, ya que dejo el desayuno a medio hacer, pero si le dice eso lo va a obligar a comer y no tiene apetito en este momento.

Tomo asiento a un lado de Luar y suspiro, esperando que todo salga bien.

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Luego de unas horas, la doctora salió de la sala de cirugías para hablar con Luar, suspiro colocándose frente a ella, pensando por dónde empezar.

—Quédese sentada —pidió la doctora al ver el intento de levantarse de Luar.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora