Capítulo 54

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Bastian, 32 años de edad. 

Bárbara, 27 años de edad. 

2017.

—Vamos, tú puedes —Bastian sostuvo a la pequeña mientras esta se tambalea—. Solo unos pasos más, ¿bien? —Señalo a la madre de la niña—. Hasta donde esta mamá.

La niña empezó a dar pininos, intentando llegar hasta su mamá. Tiene cinco años, pero tuvo un accidente en una piscina, y estuvo un tiempo en el hospital, realmente no fue una herida grande, solo un rasguño en la espalda, pero un estreptococo pensó en que era un excelente lugar para vivir y tuvo complicaciones para combatir la infección. Al llegar hasta su mamá, se tropezó sujetándose de las piernas de ella. La señora levantó a la niña en brazos y la felicito por su gran esfuerzo. Bastian sonrió satisfecho, por el avance lento, pero constante.

El celular de Bastian vibro en su bolsillo, lo saco pensando que era un aviso de Bárbara para que fuese a buscarla a su trabajo, ya que hoy le dijo en la mañana, que saldría temprano, pero era Carter.

¿Puedes venir por mi mamá? Necesito que la lleves al hospital, por favor, luego te explico todo. ¿Puedes convencerla de ir contigo? Te envió su dirección.

Archivo adjunto (ubicación GPS).

Bastian pensó en que responder, el día había empezado muy bien para ambos y ahora puede que haya pasado algo grave.

Sí, puedo. Voy por ella, te llamo al llegar al hospital. Me debes una.

—Discúlpeme, ya debo irme, ocurrió una emergencia. Para la próxima sesión, voy a quedarme tiempo extra —Le aviso a la madre y salió del lugar, no sin antes recoger todas sus cosas.

Realmente él no necesita la dirección GPS, sabe exactamente donde vive la Sra. Elena. Después de todo, ella tuvo una conversación exhaustiva con todo el equipo médico a cargo de Carter, los invitó a una cena y por razones personales, pidió que mantuvieran alejado a Carter de los medios de comunicación, hasta que lograran solucionar un poco el desastre mediático de la empresa. Lo dejaron internado en el hospital y no lo pasaron a una clínica, a cambio de eso, hasta dieron algunos donativos, para que recibiera un excelente cuidado. Luego de conducir por unos minutos, se estacionó frente a la casa de los padres de Carter, toco el timbre y Elena lo recibió con mala cara.

—De todas las personas tenías que ser tú —comento ella algo arisca ante su presencia allí.

Ella sujeta con una de sus manos una toalla contra su frente, la cual está llena de sangre.

—No estoy aquí por gusto, de eso puede estar segura —respondió Bastian con seriedad—. Su hijo me pidió que viniera.

—Umm... El mismo hijo que no supiste como cuidar —comento con sarcasmo, apartándose del portal para dejar pasar a Bastian.

—No voy a pasar, olvídelo, solo vayamos al hospital a que le vean eso —Señalo la frente de ella.

—¿No vas a preguntar?

—No, no es mi problema —Bastian se encogió de hombros.

—Debiste haber pensado lo mismo cuando pedí que mantuviesen a Carter lejos de información importante —Lo miro seriamente, apartándolo un poco para salir—. Las cosas se salieron de control porque no pudiste morderte la lengua.

—Me pagaron para su recuperación, quería al mejor de la ciudad y lo obtuvo, no estoy para mentir, ni jugar al actor. La charla que dio en su casa durante la «cena de agradecimiento» fue más un soborno que otra cosa, es una lástima, nunca he sido obediente. Debió haberme amenazado la primera vez que saque a Carter del hospital. Confórmese con que las cosas salieron bien y Carter está logrando salir adelante.

—¡Estás alejando a mi hijo de mí!

—No sea ridícula señora, si se aleja será culpa de usted, yo estoy intentando evitar que lo haga. Carter no es un niño, ni un títere que pueda usar a su antojo, mejor aprenda a ver que es lo que quiere su hijo para esta nueva oportunidad de vida.

—Te atreves a darme un sermón —Ella bufó sin creérselo.

Bastian se encogió de hombros y empezó a alejarse de ella, se acercó a su auto y abrió la puerta del pasajero, para luego mirarla a ella, que sigue parada en el portal de su casa.

—No tengo todo el día, usted quiere volver a casa cuanto antes y yo también. Así que súbase antes de que llame a la ambulancia y haga una pequeña dramatización, que va a tener que explicar después.

Ella cerró la puerta y decidió subirse al auto.

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Una llamada entrante de Bárbara hizo retumbar el celular de Bastian.

Ya estamos en Sevilla, vamos a registrarnos en el hotel.

—Uff... Estaba preocupado —Bastian suspiro—. ¿Cómo te sientes?

Todo está bien, estoy sentada en la recepción mientras el jefe hace todo el trabajo. ¿Y tú?

—Ya sabes, es día libre, entonces solo conversaba con Amelia, mientras esperaba por tu llamada.

¿Aún estás planeando ir a lo de la exhibición de motos?

—Sí, Amelia me contó que parece que Dalia se está empezando a interesar por Carter, y tal vez jugar un poco a cupido, mientras no estas, resulta entretenido de ver. Amelia también va a colaborar con el plan.

De seguro ira Leonardo también.

Bastian chasqueó la lengua.

—Desgraciadamente, sí, eso es seguro, ella ya quiere invitarlo. Que puedo hacer, ya se encariñó y eso que se lo advertí, solo espero que todo salga bien entre ellos.

Leo me contó que ella le parece agradable.

—Lo sé, pero me da mala espina, algo pasa entre esos dos, todo sucedió muy rápido.

No te involucres demasiado.

—No lo haré, solo voy a ver de lejitos, lo prometo.

Aja... —Bárbara suspiro—. Te amo, voy a dejar las maletas en la habitación y tomar una ducha para salir a cenar. Te llamo de nuevo más tarde.

—Te amo, espero disfrutes del congreso mi vida.

Bárbara colgó y Bastian suspiro, siente vacía la casa, sin bárbara en la ciudad, la rutina se ha hecho aburrida.

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—¡Llegaron las muestras para escoger las invitaciones de nuestra boda! —exclamo Bastian emocionado al ver la correspondencia.

Bárbara dejó de comer chips de batata recostada contra el mesón de la cocina y se dirigió a la sala para sentarse junto a Bastian a empezar a revisar las muestras. Él está sentado en el sofá mientras mira varios pedazos de cartulina decorada, no todos los invitados van a recibir una. La mayoría solo van a tener invitaciones digitales, pero quisieron hacer algo especial para los amigos y familia más cercana. Bastian detuvo su mirada en una de color negro, con letras en plata, pero no es lo único que llamo su atención, si tocas las letras, puedes leerlas en braille también.

—Mira nada más —Bastian sonrió—. Hicieron una muestra especial para ti —Miro a Bárbara, quien se acerca con tranquilidad.

Ella se sentó a un lado de él y poso su cabeza en su hombro antes de bostezar. Bastian tomó una de sus manos y puso la muestra de invitación, ella sonrió al sentir su nombre y el de él en un ligero relieve de puntos, que detallan las especificaciones de la carta.

—Son todas muy parecidas, supongo que hicieron está solo para ti. No hay mucha diferencia unas con otras, diferentes tonos de rojo, mezclas de negro y rojo, negro, y hay una blanca.

—Puedo sentir que son similares con solo tocarlas —aseguro Bárbara—. Aun así... Me gusta esta —Sujeto la de color negro—. Porque puedo leerla y ver un poco su sombra.

Bastian sonrió.

—Entonces ya tenemos una ganadora. 

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora