Capítulo 33

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Bastian, 23 años de edad. 

Bárbara, 18 años de edad. 

Otoño de 2007...

—¡Me alegra tanto volver a verte! —Bárbara se lanzó a los brazos de Gabriel—. Aarón me dijo que vendrías, te ves maduro, Dionne también estaría feliz de verte en persona de nuevo —sonrió separándose un poco de él—. Ven.

Lo arrastro por la mano para cercarlo a Leonardo, quien está recostado contra una pared mientras toma de una botella de cerveza.

—Leo, él es Gabriel.

—Un placer —Leonardo extendió su mano hacia Gabriel y ambos la estrecharon—. Bárbara no ha dejado de hablar de ti y su grupo de amigos del instituto en todo el día.

Gabriel se quedó unos segundos analizando la situación. Es el chico del que le hablo Aarón, le dijo que no eran pareja, pero parecen bastante cercanos.

—Es bueno ver que creciste bien —Gabriel sonrió, burlándose un poco de Bárbara mientras le da una vuelta con su mano.

Ciertamente, los años no pasaron en vano. Y lo puede notar muy bien al verla con su vestido de lentejuelas dorado, que le llega a medio muslo y hace que todas sus curvas se hagan bastante notables. Su busto es un poco pequeño, pero resalta por un escote en V y sus muslos gruesos acompañados de un buen trasero se tornean a la perfección en el vestido ajustado, además el peinado que lleva y tacones de plataforma, le dan aires de «chica disco». Gabriel se quedó en silencio unos segundos, joder que ya no es una niña con moños y lazos como se la imagino.

Leonardo se quedó observando fijamente a Gabriel, casi leyéndole el pensamiento. Carraspeo un poco al dar otro trago a su cerveza y Gabriel al fin desvió la mirada de Bárbara. Ambos se miraron a los ojos unos segundos, Leonardo con mirada seria y Gabriel estrechando la mirada por una sonrisa divertida. No es difícil darse cuenta de que se la estaba comiendo con la mirada.

—Y... —Gabriel se aclaró la garganta—. ¿Quieres que te invite tragos por lo que resta de noche?

—Está bien, pero traje mi propio dinero, no necesitas hacerlo —Bárbara rio divertida.

—Y también tu propio mayordomo —agrego Leonardo señalándose a sí mismo, ya que ella le ha pedido favores toda la tarde, mientras se maquillaba y vestía.

Bárbara chasqueo la lengua mirando de mala manera a Leonardo, es cierto que le pidió que le pasara cosas durante casi toda la tarde, pero solo es porque estaba nerviosa y quería verse bien. Leonardo metió una de sus manos a la cazadora de cuero y dio otro sorbo a su cerveza encogiéndose de hombros.

—¿Bailarías conmigo? —pregunto Gabriel captando la atención de Bárbara.

—Vale —Tomo su mano y luego miro a Leonardo—. Cuando te acabes esa cerveza también bailarás conmigo —Lo señalo—. No te voy a dejar escapar.

—Eso crees tú —Leonardo levanto una de sus cejas incrédulo—. Ya te dije que no bailo —Se llevó la cerveza a la boca con una sonrisa.

Bárbara entrecerró los ojos y se dio media vuelta jalando a Gabriel hacia la pista de baile.

Leonardo no pudo evitar reír, pensando de qué forma podría escaparse de la mirada de Bárbara, seguro de que en serio no va a poder evitar hacer el ridículo si ella lo arrastra a bailar. Se quedó quieto en su lugar mirándola bailar con una sonrisa, pero sus ojos empezaron a seguir a otra persona a tan solo unos metros de ellos.

—Si te acercas, la vas a liar —murmuro Leonardo en voz baja mirando a Bastian.

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Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora