Capítulo 12

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Bastian 11 años de edad... 

Bárbara 6 años de edad... 

Invierno de 1996...

—Déjame ver eso —pidió Bianca tomando el rostro de su hijo en manos—. Está bastante mal, por suerte no vas a necesitar puntadas en la ceja.

Bastian está sentado en el mueble que está cerca a la puerta hacia el balcón y Bianca está frente a él, mientras que Luar está en la mesa mirándolos de reojo y Bárbara está comiendo.

—Me duele —murmuró Bastian al sentir un estrujón por parte de las manos de su mamá—. ¡Agh! ¡Arde! —exclamo cuando sintió que le echo un poco de mertiolate en la ceja.

—Ya casi termino de limpiarte las heridas —informo Bianca con una sonrisa en el rostro al observar la nariz y mejillas sonrojadas de su hijo—. Que no te dé vergüenza llorar.

—No estoy llorando —gruño Bastian desviando la mirada—. Es que arde.

—La enfermera me pidió ayer que te limpiara la herida una vez al día, va a sanar más rápido de lo que crees —aseguro Bianca mirando los pucheros rabiosos de Bastian con ternura.

—No quiero ir más a la escuela —murmuro Bárbara antes de volver a meter una cucharada de sopa a su boca.

—No puedes hacer eso —negó Luar mirándola con una sonrisa—. No importa cuán molesta estés con Pamela, tienes que seguir yendo a la escuela.

—Esa niña te insulto —Bárbara apretó la cuchara en su mano—. Y le pegaron a Bastian por su culpa, además, todos dicen que lo que haces en el trabajo está mal —hizo un puchero con su boca, aún más molesta.

—Ah... Sabía que se harían rumores extraños —comento Luar mirando a Bianca.

—Yo no lo quiera decir, pero te lo dije —aseguro Bianca riendo—. Ahora explícales a estos dos retoños lo que pasa —índico señalando a Bastian y Bárbara.

—No necesitó que me expliquen, yo ya sé que los rumores son falsos —mascullo Bastian cruzándose de brazos—. No soy tan tonto.

—Pensé que tal vez querías una explicación —replico Bianca acariciando la cabeza de su hijo.

Bastian miró hacia otro lado algo avergonzado, él sabe que ninguno de los rumores es cierto, sin embargo, no quiere admitir que le da curiosidad saber por qué su tía no desmiente cada rumor que aparece.

—Cariño, mira a mamá —pidió Luar observando a Bárbara—. Mi piel es delicada ante el sol, por eso trabajo de mesera en las noches, no hay nada extraño en eso. Las personas aman crear chismes y aunque sean mentiras nunca se detienen de esparcirlas, no puedo ir por la vida peleando con cualquiera que me intentan hacer sentir mal —expreso con tranquilidad—. Sé que escuchas muchos rumores y palabras que no son ciertas, pero lo importante es que tú sepas cuál es la verdad y estés segura de ella, no te dejes llevar por las palabras de otros —aconsejo a Bárbara.

Tal vez aún está pequeña para entenderlo, sin embargo, para Luar es mejor empezar a hablar con claridad, sin importar la edad, ya que todo puede volverse peor con el tiempo.

—No me gusta que digan cosas malas de ti —balbuceo Bárbara con los ojos cristalizados—. No es justo.

—Así es la vida, pequeña —aseguró Luar acariciando la mejilla de Bárbara para quitar una lágrima.

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La semana de suspensión paso tan rápido como la propia pelea en sí, y como era de esperarse, todos tuvieron que reintegrarse a las clases con normalidad.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora