32.⬛️ Marcas en el cuerpo ⬛️

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Oliver

Odio mi cabeza.
Me da una idea y ya no puedo pensar en nada más.
Necesito más opciones, cabeza, necesito más opciones.

Qué estúpido soy, por eso mis ganas de besarlo, cuidarlo, hacerle sonreír, verlo sin playera, las mariposas en mi estómago, la electricidad por mi cuerpo cuando se me acercaba, verlo sin playera, lo nervioso que me pongo cuando me mira y verlo sin playera, por eso lo miro diferente cuando estoy con él. Era obvio. Que tonto.

No hay de qué preocuparse, todo esto se me va a pasar. Es una etapa que suele suceder cuando nunca has tenido una pareja y quieres experimentar, es eso. Maldita etapa.

Mierda, Hades, ¿tus pistas no pudieron ser más creíbles y notorias?

-Oliver, tu pie no se mira bien.—

-Nada de mí se mira bien.—

-¿Qué has estado haciendo?.—

Tercer día con el doctor. Le diría la verdad pero no tengo el tiempo como para que me agregue otra semana de "descanso".
Esta vez el doctor vino a mi casa a hacer la revisión de mi tobillo. Está un poco rojo pero nada que no se pueda reparar con un poco de crema y medicina.

Necesito jugar en ese partido.

-Descanso, doctor, todo el día.— mentí, pero como que no se me da eso de "mentir".

-Entonces estuviera en perfectas condiciones.—

Me tocó el tobillo y me quejé.

-Es sólo un poquito de dolor, lo normal.—

El doctor miró a mi mamá, mi mamá me miró a mí, yo no miré a nadie.

-Su tobillo está empeorando, se debe a la presión que le ha estado metiendo en esta última semana.— el doctor me miró a mí.— Oliver, no vas a mejorar si sigues así, lo que estás provocando es que se te quiebre y ahí si estarás en reposo absoluto, ¿Eso es lo que quieres?.—

Negué un poco cabizbajo.

-Entonces, ten paciencia otro semana más, dale todo el reposo posible, es mejor una semana con venda a tres meses con yeso.—

Asentí.

-Gracias doctor, tendré a mi hijo vigilado.—

-Muy bien, me mantiene al tanto si algo más pasa, cuídate, Oliver.—

-Lo acompaño a la puerta.— dijo Marissa.

El doctor se despidió y nos quedamos en silencio. Sabía que mi mamá quería decirme todo lo que hice mal, todo lo que me va a pasar y todo lo que me pasará.

-Entonces... creo que me voy...— me levanté despacio.

-Tú, te quedas.—

-Pero...—

-Pero nada, siéntate de nuevo.—

Me senté. Ella se agachó para ponerse a mi altura.

-¿Sabes lo importante que es tu tobillo?.—

-Si.—

-No parece que lo supieras.—

-Lo sé.—

Me levantó mi rostro con su mano ligeramente para que la viera.

-Ten paciencia, te pondrás bien si sigues las instrucciones del doctor, prométeme que no le pondrás tanto esfuerzo, por favor.—

La fama, el fútbol y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora