35. ⬜️ Verano ⬜️

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Hades.

Último día de la semana y las lluvias se fueron disminuyendo conforme pasaban los días. Eran pocos los días en los que se notaba un poco la brisa. Y entraba mi época favorita, verano.
Sol, playa, camping, helado, todo lo que me gustaba estaba en esa época. Buenos días soleados se aproximaban. ¿Quién no ama este tipo de días? Son perfectos para hacer cualquier cosa.

—Odio el sol.—

Sé de alguien que si los odia. Mi persona favorita en este planeta.

—Buenos días, solecito.—

—Me llamas solecito sabiendo que lo odio, ¿Acaso me odias?.—

—Hoy no es tu día, supongo.—

—No me digas, que bueno que lo notaste.— cerró la puerta de su casa.

Me dijo que lo pasara a recoger porque se estaba derritiendo y no tenía ganas de manejar. Yo la verdad es que lo tomé más como una excusa para verme.

—Mira el lado positivo, dentro de una semana vacaciones.—

—Para luego trabajar en las vacaciones.—

—Ya... pero estaremos las veinticuatro horas diarias solos, sin ningún compañero que nos moleste.—

—No son veinticuatro horas exactas porque tenemos que dormir y luego...—

—Oliver, estoy tratando de animarte.— lo interrumpí.

Oliver suspiró y se recostó en mi pecho cansado.

—Lo siento, es que odio estos días.—

—Yo me haré cargo que los ames, lo prometo.—

—Eres demasiado lindo, ¿Puedo sólo quedarme contigo en algún lugar con aire acondicionado mientras ponemos ambientación de lluvia y hacemos como si estuviera nevando?.—

Reí y le sostuve su rostro para que me mirara.

—Sería maravilloso, pero ahora tenemos clases, en vacaciones podemos hacer lo que tú quieras.—

Sonrió.

—¿lo que yo quiera?.— me abrazó enrollando sus manos en mi cuello. Lo abracé por su cintura.

—Lo que tú quieras.—

—¿Cómo por ejemplo dormir conmigo mientras nos imaginamos que llueve?.—

Reí de nuevo.

—Si, me encantaría hacer eso.—

—Bien, ¡Terminemos con estas horribles clases!.— se soltó y empezó a saltar hacia mi auto.

Reí por su reacción.

—Espera, ¿No se te olvida algo?.— le dije acercándome a él.

Él me miró confundido. Luego reaccionó. Pero antes de que dijera algo, lo acorralé en el auto y cuando estaba a punto de besarlo él se apartó.

—Dentro del auto, es que mi madre nos está viendo por las cámaras.—  Oliver saludó a la cámara que Justo daba con nosotros, la cámara se movió hacia los dos lados como negando. Reí de nuevo.

—Entonces.— tomé de la mano de Oliver jalándolo un poco para abrir espacio y abrirle la puerta haciéndole una reverencia.— Adelante, señor García.—

La fama, el fútbol y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora