43. ⬜️ Partido final ⬜️

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Hades

Los días fríos empiezan, al menos hoy hace más frío que ayer y Oliver está de buen humor, bueno, estaba de buen humor, yo le quité ese buen humor.

Estoy tratando de ignorar a Oliver. Bueno, no tanto, porque no quiero ignorarlo por completo. Pero cuando empieza a hablar sobre el futuro, sólo salgo corriendo. Es como si estuviera escapando de esa conversación, es que tal vez no quiero tener esa conversación, no hoy.

Las vacaciones había terminado, el final de todo estaba mucho más cerca, demasiado, sólo un par de días y listo. Todo el mundo está estresado por sus calificaciones, algunos sólo lloran porque repetirán el año, otros porque no quieren irse y otros sólo están felices porque desaparecerán.

Entonces... todo acabó.
Ya no soy presidente estudiantil, bueno, hoy si, pero mañana no.
Y ya no seré su capitán.

Todo es tristeza y dolor. Siento que mi corazón se aprieta cada vez que lo recuerdo.

Me duele mucho que esta parte de mi vida se vaya y solo quede en mis recuerdos más profundos.

¿El lado positivo?
Es que ya avancé y estoy en otra etapa, una donde tal vez sea más estresante y caótica. Pero al menos estaré estudiando algo que... bueno... no estudiaré algo que me gusta, o al menos no del todo, pero seré feliz, porque estará Oliver.

Y ahora que tengo a Oliver, todo es felicidad.

—Oliver te está buscando.— me dijo Jonatan acercándose a mi casillero.

—Dile que me perdí.—

Escondí mi cabeza en el casillero cuando escuché balbuceos de algunas chicas cada vez más cerca. Esos balbuceos significaban una sola cosa: Oliver.

Desde que llegamos, no ha parado de recibir regalos por su cumpleaños, y estoy agradecido con eso, al menos no tendremos que hablar del futuro y como se me hace más fácil escapar y esconderme, es la excusa perfecta.

—Vamos, corramos antes que...—

—¿Correr a dónde, Hades?.— miré hacia atrás a Oliver. Se miraba un poco enojado, tiene sus razones, yo lo estaría.

Estaba con los brazos cruzados esperando una respuesta.

—Solecito... no te había visto.— dije nervioso ignorando su fría mirada.

El clima era menos frío que esa mirada.

Le di señales a Jonatan para que me ayudara. Pero este no entendía.

—¿En serio? Porque cada vez que me acerco a ti, sólo sales corriendo, ¿Qué casualidad, no? justo en este día sales corriendo.—

—Si... casualidad...—

Más señales a Jonatan. Este sólo estaba buscando que hacer.

—¿Puedes explicarme que te pasa?.—

—Nada... es sólo que... ya sabes... lo de presidente y demás pues...—

—¡Oliver dice que pueden acercarse para felicitarle!.— gritó Jonatan.

Todos, absolutamente todos se empezaron a acercar hacia Oliver.

—No, esperen, les dije que después en la salida...— trató de decir, pero ya lo tenían rodeado.

Jonatan y yo salimos corriendo, de nuevo.
Hablaré con él luego, que casualidad que Justo ahora lo llaman. Ni modo, lo haré después. Prometo que lo haré después, sólo que hoy tal vez no sea el día, ¿vale? Hoy no es el día.

La fama, el fútbol y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora