44. ⬛️ Fin ⬛️

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Oliver 

Unas semanas después.

El final. El final puede tener muchos significados. Puede ser un final de esos felices que dice: ¡es el final de las clases! Y entonces sólo quieres saltar por toda la casa mientras que tu cerebro empieza a razonar que ya no tendrá estrés por un largo tiempo.
Luego están esos finales tristes que... esos finales melancólicos que de alguna manera, sólo te hacen llorar y desear que eso nunca termine.

El mío, lamentablemente, es el triste.
Pero, lo miró de alguna forma un poco... ¿orgulloso?. Porque he aprendido demasiado aquí dentro. Porque la vida me había sorprendido con muchas sorpresas dolorosas y felices, así qué, tal vez ese final lo miro más como un comienzo, el comienzo de una nueva vida.

Una nueva aventura.

—¡Felicidades!.—

Mi mamá me abrazó levantándome un poco del suelo para segundos después bajarme y llenarme mi mejilla de muchos besos haciendo que se me marcase su lápiz labial.

La ceremonia de graduación. Yo la verdad es que no me miraba en esta situación. Celebrando mi graduación con amigos y pareja. ¿Es esto otra vida? Porque no se parece en nada a la que mi Oliver del pasado estaba pensando.

Marissa me entregó un ramo de flores color blanco con rojo. Le sonreí, eran muy hermosas.

La ceremonia ya había terminado hace una hora y ya habían pocas personas, pero estaban las personas que eran especiales para mí y era a las únicas que quería a mi lado.

—Habrá una gran cena de celebración.— dijo Marissa.

Reí mientras me acomodaba la medalla de: "Honor al mérito". No sabía que me la había ganado, en realidad no sabía que era tan bueno en las clases, pero no me quejo.

—Gracias.— les dije.

Sentí los brazos de muchas personas. Sabía quienes eran. Diego, Jonatan y Ethan. Todos con la misma toga que llevaba yo. Me levantaron un poco y rieron mientras me dejaban de nuevo en el suelo.

—¿Acaso Hades se puso lápiz labial?.— Jonatan se burló de mi rostro.

Todos rieron mientras que yo rodaba los ojos.

—Está de moda, Jonatan.— dijo Diego.

—Son de mi mamá, idiotas.— les dije.

Luego sentí esos brazos fuertes detrás mía abrazándome y levantándome mientras me hacía cosquillas. Sonreí instantáneamente y cuando me dejó en el suelo, me di la vuelta para verlo de frente, tenía un lindo ramo de flores moradas.

Y no se lo había dicho. Pero creo que él ya lo había notado cuando no paraba de verlo mientras daba ese discurso de presidente. ¡Es que por Dios!. Su traje le queda tan ajustado y tan Perfecto.

Su corbata.
Esa camisa larga algo pegada haciendo que sus bíceps y pectorales resalten.
Ese pantalón de tela que le queda flojo de abajo y ajustado de arriba haciendo que... ¡me derrita!. Luego su cabello, su cabello increíblemente perfecto que brillaba cada vez que le pegaba un poco de sol.

Entonces mi cabeza quería quitarle ese cinturón y ver porque había tanto bulto ahí abajo. Aunque bueno, ya sé, pero no está demás darle una mirada rápida de vez en cuando.

Tengo esa fantasía de tirar de su corbata mientras estoy recostado en la cama y lo besó segundos después.

—Flores para mí chico lindo.— me entregó ese ramo de flores moradas haciendo que mis brazos estuvieran llenas de flores. Le sonreí.

La fama, el fútbol y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora