0 - Rubíes, cerezas y una copa de asperezas

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Chica de rubí y platino

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Chica de rubí y platino

experta en matar con estilo,

con astucia y una copa de vino.


Es odiosa, creída,

una sabelotodo asesina,

una perfecta nerd, mafiosa y diva.


El bar entero se volteó para ver a Charlotte Pierre bajar de su motocicleta.

Se quitó el casco con un rápido movimiento que hizo caer su cabello como una sedosa cortina de tinta. Estuve a punto de rodar los ojos.

«Pretenciosa», pensé.

La gente se hizo a un lado para abrirle paso. Formaron un aro a su alrededor, como un campo de fuerza al que solo las luces callejeras de neón se atrevieron a desafiar, cubriéndola de rojo y reflejándose en sus pupilas como si fuera el color de su visión. El color de la ira, la pasión.

Salvo que nada podía distinguirse en el rostro de esa chica, se veía tan impenetrable como si estuviera hecha de gélido acero. 

Vista de cerca, era mucho más joven de lo que su aparentaba. Apenas debía pasar los veinte. Tenía una mirada de lince que demostraba una gran astucia al recorrer cada detalle del bar y unas piernas que se cruzaban al caminar con un movimiento seductor y calculado. Era descarada al pasar entre la gente, al inspeccionarla. 

Esos ojos cafés se clavaron como agujas en mí en apenas un instante. Se aproximó a paso decidido a la barra, donde el bartender y yo veíamos como testigos lejanos a esa gente que disimulaba su atención sobre ella. Eran como perros guardianes, listos para lanzarse sobre la yugular de cualquiera que le tocara un solo cabello a su reina. Diferentes en actitud al canino real que permanecía sentado a mi lado, con las orejas en punta y una inquietud que yo trataba de apaciguar con algunas ocasionales caricias en su cabeza. Cuando lo hacía, me miraba desde abajo, como disculpándose por su reacción.

Alas de kerosenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora