Capítulo 38.

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38 | Charla con la abuela.

38 | Charla con la abuela

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ALAN THOMPSON.

Cada vez que mi hermano lloraba era algo muy tortuoso. Tal vez fue por que desde pequeño me había acostumbrado a tenerlo a mi lado como la persona más fuerte del mundo. Siempre creí que mis problemas eran más grandes y que nunca había alguien ahí para comprenderme. Hubo noches en las que susurraba mis problemas a la oscuridad de mis sueños, pero también tuve mis amaneceres frescos en los que mi hermano me abrazaba y me decía que todo estaría bien; él era un pilar de cristal y lo peor es que ni siquiera fui consciente de ponerme bien las gafas para ver a través de él.

Él se quedó dormido después de llorar un rato. Yo le propuse el plan de ver una película, comer helado y hablar de sus problemas por primera vez. Me sentí horrible cuando él me confesó que no era mi hermano, no por el hecho de su adopción porque yo sigo creyendo que es mi hermano a pesar de todo, sino por el hecho de que nunca estuve a su lado para hablarlo. Todo esos meses ignorándolo y poniendo los rencores y el orgullo por delante, en lugar de hacer las paces y hablar de todo lo que ambos estábamos pasando: me hizo sentir una mierda despreciable.

Lo dejé dormir en su habitación y bajé a la cocina donde mi abue estaba sentada con el computador portátil frente a ella. Las articulaciones de las manos me dolían mucho, pero no me importaba. Tenía la sensación de desaparecer y ese deseo amortiguaba cualquier otra sensación que mi cuerpo estaba dispuesto a asimilar.

—Mijo, ¿usted está comiendo bien? —Me miraba por encima de sus gafas. Yo pasé por su lado y fui a sacar mi cena. Por primera vez, después de todo lo descubierto me sentía enojado con ella. No sé, al verla ese instante, una corriente me consumió y me hizo odiarla con todas mis fuerzas—. ¿Estás bien?

Saqué solo una pequeña porción y me la acabé de dos cucharadas. Lavé mi plato, pero se me resbaló y se me quebró.

—Por Dios, Alan, ¿qué te pasa? —Se levantó y me tomó por las manos, me había cortado, pero me aparté de ella. No quería que me tocara. Fue entonces cuando ella se dio cuenta de que yo estaba llorando—. Tus dedos están muy hinchados, Alan, debemos llevarte a un doctor.

—Estoy bien.

—¿Por qué lloras? ¿Qué te ha dicho Derek? —Intentó acercarse para abrazarme, pero di un paso atrás y no le permití que me tocara. Ella se mostró sorprendida—. ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que he hecho?

—¿Por qué te esforzaste en ocultar tantas cosas? —Mis lágrimas me impedían tener la voz estable. Mis rodillas temblaron. Era la primera vez que enfrentaba a mi abue después de descubrir que ella había contratado a un par de hombres para que me espiaran, y todo lo que vino después—. ¿Por qué no pudiste decírmelo? Ya no soy un niño, no es justo que me trates como uno y me dejes a un lado.

—¿Derek te contó? ¿Es eso?

—SI... NO. NO ES SOLO ESO. —De repente me hallaba soltando alaridos fuertes que me hacían sentir tan frustrado. «No le grites a la abue, mira todo lo que ha hecho por nosotros» susurró esa voz. «Me importa un culo, debo decirle lo que pienso» —. Es por todo. ¿Cuánto tiempo tenías pensado ocultármelo? Llevo meses desesperado por encontrar respuestas para comprender las cosas malas que me pasan, pero tú siempre dijiste que no sabías nada. Yo te creí porque pensé que me comprendías.

DAYLIGHT Ⓓ (#2) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora