Santiago murió doce días después de mi visita en el hospital, cuando un líquido de células cancerosas se acumuló entre el pulmón y la pared torácica. Sus pulmones ya no funcionaron más y la falta de oxígeno hizo que su corazón se parara.
Él estuvo con su madre hasta el último momento. Creo que no tenía a nadie más que contarlo que terminó por llamarme. Toda la semana tuve en mi pensamiento la imagen de ese hombre y me pasaba un escalofrío de lo mucho que se había consumido. Deseaba que se recuperara, pero su madre ya me había dicho que los pronósticos no eran buenos.
Era en la madrugada cuando mi móvil sonó. Supe cuál era la noticia. Ella lloraba al otro lado de la línea y dijo que le dolía en el alma. Yo no me podía imaginar el dolor de una madre al perder a su ser amado. Yo lloré también, le dije que lo sentía con todo mi corazón. Me contó cómo fueron sus últimas horas: la forma en que intentaron socorrerlo, la forma en que ella sostuvo sus manos cuando le dijeron que no había esperanzas, la forma en que sintió su corazón irse junto con su hijo y los deseos de ser ella en su lugar.
Dylan se despertó cuando yo colgué y comencé a llorar con fuerza. Nunca pensé que me iba a doler tanto su partida. Y no es que fuera el ser más perfecto del planeta, pero no le deseaba el mal a nadie. Sus acciones tuvieron consecuencias. Me escondí en el pecho de Dylan e hice que mis lagrimas me desahogaran. Yo quería ver a Santiago como alguien mejor, con la oportunidad de ser alguien nuevo, con una vida mejor y que los errores de ambos nos hubieran construido mejor. Pero la vida se le había acabado.
Fue mi novio quien insistió en ir a ver a la madre de Santiago. Así que fuimos y estuvimos a su lado para darle apoyo, pero ¿cómo es posible sostener un alma que no tiene ningún pilar ya?
Ella se desmoronó en mi hombro y yo no pude sentir mi corazón frágil. Sus gritos desgarradores con suplicas de explicaciones de un por qué me erizaron la piel. Decía que era muy joven para irse. Ella sabía que todos los errores cobran venganza, pero se preguntaba si siempre era una tan agonizante.
Creo que me sentí vacío por un tiempo. Aun en su funeral, no fui capaz de acercarme. Hubo una foto sonriente frente a su ataúd. Todos iban de negro y me dolió ver como ese "todos" éramos pocos. Vi como lo bajaban y después le echaban la tierra encima. Cerré los ojos y rogué que en algún lugar encontrara la paz.
Su madre cayó de rodillas y era como sentir la muerte sin haber muerto.
Creo que la vida solo es un momento en el que te pierdes, como una marea que lleva a los barcos en su corriente por una ruta llena de remolinos y feroces olas que los guía hasta la otra orilla, a algunos la tormenta los acerca al final del trayecto y a otros les toca naufragar por mucho tiempo, pero es imposible saber a qué grupo perteneces.
Hay veces en las que voy a ver a la madre de Santiago porque no quiero que se quede sola. A veces le llamo. Pero sé que nunca llegaré a saber cómo se siente en realidad. Tampoco soy un terapeuta para decir que estará mejor. No quiero más sufrimiento a mi alrededor.
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DAYLIGHT Ⓓ (#2) [COMPLETA]
RomanceSPOILER: No puedes leer está novela sin haber leído su parte anterior. (PRIMER BORRADOR) Ⓓ Parte 2 de la Bilogía DYALAN JUVENIL - DRAMA - ROMANCE Portada por: @ash.quintana (Instagram) «Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para qu...