SPOILER: No puedes leer está novela sin haber leído su parte anterior.
(PRIMER BORRADOR)
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Parte 2 de la Bilogía DYALAN
JUVENIL - DRAMA - ROMANCE
Portada por: @ash.quintana (Instagram)
«Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para qu...
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44 | La llamada.
—Tenemos que hablar.
Me quedé paralizado. Él estaba sentado en los escalones y tenía los codos apoyados en las rodillas. Yo no sé qué expresión esperaba. En ese momento o después, él se iba tomar las cosas de la misma manera. No podía culparlo por que se sintiera herido. Me senté a su lado y toqué su rodilla, en lugar de apartarse, él me sonrió.
—Lo siento mucho. —Me sentía tan agobiado en ese momento que las cosas me parecieron un buen plan. Actué y luego pensé.
—Debes dejar de hacer eso. —Apoyé mi cabeza en su hombro. ¿Por qué era tan sencillo solucionar los problemas con él? Rara vez nos alzábamos la voz, no nos tratábamos mal. ¿Por qué yo era tan afortunado de tenerlo? Siempre que Santiago me hacía enojar, terminábamos entre gritos, maldiciones y empujones. Nunca me gustaría volver a ese lugar—. Yo sé que tienes buenas intenciones y no me molestaría que me ayudaras un poco, ya sabes, el dinero siempre es un buen regalo. —Soltó una risita—. Pero tú quieres darme todo y no es justo. Ya sé que dicen que las parejas se deben apoyar en todo, pero estoy seguro que no de esta manera. Tú no deberías preocuparte por cosas que no son tu responsabilidad.
—Es que me destroza la idea de que no puedas avanzar.
—Solo puede que me tarde un poco más, pero al final lo haré. —Me rodeó con sus brazos y me apretó con fuerza. Algo dentro de mí me hizo sentir vulnerable y comencé a llorar. La verdad nunca pensé encontrar a alguien así. Hubo un punto en mi vida donde pensé que lo único que hace otra persona al estar cerca del amor es colapsar—. Ay, mi flaco, te amo tanto.
—¿Por qué no te enojas y me gritas? Hice mal, no debí hacer cosas a tus espaldas. Deberías estar enojado conmigo. Pero eres tan comprensivo. ¿Por qué eres así? La verdad no merezco que me trates así.
Sé que no es correcto que me pase comparando a Dylan, porque no tiene caso. Sin embargo, si no hubiera sido gracias a Santiago, jamás habría sabido valorar lo que Dylan me daba. Estar con él no era un desgaste de paz y energía. No me daba ansiedad estar cerca de él, no me causaba inseguridad expresarme libremente y nunca tuve que suplicar por un amor a medias. Con Dylan no tuve que hacerme el estúpido y llenarme la idea de ilusiones para sentir un poco de afecto. Y me causa un dolor en el pecho el haber creído que nunca llegaría un amor.
Sé que no fuimos perfectos. Pero él era toda la paz que yo necesitaba. Muchas veces, al ver la tele, me preguntaba cuando llegaría el amor a mi vida y, a veces, me aterraba la idea de estar solo. Muchas veces me aterraba encontrar a alguien y que terminara destrozándome otra vez.
—Claro que estoy enojado, pero no voy a solucionar nada si me pongo a gritar. No quiero gritarte, nadie debería hacerlo. Te comprendo porque soy tu novio: yo tampoco quisiera verte mal. —Me tomó por las mejillas y, con sus pulgares, me limpió las lágrimas. Después, dejó un beso en mi frente—. ¿Por qué no crees que te mereces esto?