Capítulo 40.

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40 | La comparación.

40 | La comparación

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DYLAN JONES.

Estábamos tumbados en la cama real de en mi palacio: el rey y su príncipe.

Alan tenía los ojos cerrados y yo no podía dejar de mirarlo. Su cabello era tan suave y sus labios me tenían atrapado. Yo quería besarlo todo el tiempo. Me pregunté si nuestra relación funcionaría una vez ya no estuviéramos cerca. Hablé mucho con mi papá y mamá. Seguían muy enojados conmigo por haber desechado la oportunidad de mi vida.

Ser un médico era un sueño cumplido para ellos: la carrera que mi mamá no pudo tener por su embarazo a temprana edad y mi papá quería contentarla a ella porque él le había arruinado el futuro. Sonaba muy tonto. Pero, para mí, era muy lógico que ellos se lo tomaran muy mal. Me habían dado la vida, un techo, comida y renunciaron a sus sueños con el fin de darme un entorno estable. Gracias a ellos nunca tuve que aguantar hambre, me compraron una motocicleta para que no tuviera que correr el riesgo de ser robado en el transporte público y me dejaron divertirme todo lo que quise.

¿Era tan disparatado que un rey, a pesar de tenerlo todo, prefería no tener nada con el fin de adentrarse en una aventura que lo dejaría conquistar tierras más lejanas de su reino? ¿Estaba mal que no quisiera una princesa? ¿Era justo con sus predecesores que lucharon guerras y combatieron contra el dragón del Valle de la Leucemia y nunca se rindieron?

Mi mamá estaba indignada por mi actitud y no me iba a dar ni un centavo más. Mi papá no ganaba lo suficiente, eso era lo que decía, aunque yo era consciente que tenía millones de deudas por su adicción a las apuestas. Entonces, la decisión fue que yo me regresara al pueblo. Mami habló con una de sus amigas y me darían un trabajo. Debía de renunciar a mis sueños y yo acepté. Si mis padres no me apoyaban, ¿entonces quién?

—Flaco —susurré. Alan abrió los ojos y me abrazó con más fuerza—. Tengo que contarte algo muy importante.

—¿Qué sucede? —Seguro que, después de toda la semana de revelaciones, Alan no se sorprendería de la nueva jugarreta que la vida estaba por ponernos adelante—. No me digas que no le caí bien a tu padre. Yo lo sospechaba.

—No es eso. —Él me tomó por las mejillas, pero yo aparté la mirada. Primero intenté guardármelo y no cargarle más dolores de cabeza, pero caí en cuenta de que debía decírselo lo más pronto para así asimilarlo. Él se mostró preocupado—. No creo que vuelva a la ciudad.

—¿De qué estás hablando?

—Me quedaré en este pueblo para trabajar.

Él se quedó callado. Pero me abrazó con fuerza y eso me hizo sentir muy mal. Me costumbré a estar a su lado todo el tiempo. A veces yo parecía hundirme, pero sabía que tenía que luchar porque él me inspiraba. Después de tanto, Alan no se había rendido.

—¿Es eso lo que quieres?

—No se trata de lo que quiera o no, Alan.

—¿Entonces de qué se trata? —Se separó de mí y me miró detenidamente. Yo me senté. 'No podía decepcionar a mis padres. Yo les debía todo mi universo.

DAYLIGHT Ⓓ (#2) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora