Capítulo 26.

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ALAN THOMPSON

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ALAN THOMPSON

(***)

Volvió Dylan.

Camila fue una tonta por decir que yo era su pareja. ¿Qué difícil era decir que salía con el profe? Pero no, tenía que poner mi nombre. ¿Pero saben quién fue más pendejo? Yo, por aceptar a hacerme pasar por su novio frente a sus padres.

Sus padres querían festejar que su hija tenía un novio y Camila se puso de rodillas para que yo me presentara. Dijo que buscaría una forma de decirles la verdad, pero que en el momento necesitaba que yo la ayudase.

Primero pensé en decirle que no. No podía engañar de esa manera a sus padres. Pero, si me ponía en el lugar de ella, yo también hubiera tenido miedo. Aún recordaba cuando le dije a mi abue que Dylan y yo habíamos regresado. Me hacía difícil porque yo había prometido no hacerlo. Juré dejar a Dylan en paz. Camila no había hecho una promesa, pero tenía miedo de lo que dijeran de ella.

Me presenté en su casa por nuestra amistad. Lo hice porque la apoyaba a pesar de todo. Sus padres ya me conocían, sin embargo, me trataron como si se hubieran encontrado con un trofeo. Y yo fingí ser el novio de Camila. La única condición era que no me podía besar en la boca.

Cuando llegué a mi apartamento, me encontré a Dylan en la sala. Estaba tocando la guitarra y una melodía hermosa salía de su boca. Cerré la puerta y él volteó a verme. Se levantó de un saltó y corrió a atraparme. Me hizo dar dos vueltas en el aire.

—Te extrañé tanto. —Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Me tenía agarrado por la cintura y yo posé mis manos en sus mejillas. Yo también lo extrañé demasiado esa semana y, a pesar de que estábamos hablando por teléfono todos los días, siempre quería que sus brazos me arroparan en las noches—. ¿Dónde estabas?

No lo dejé continuar. Con mis manos en su pecho, lo empujé contra la pared. El se mostró sorprendido de mi actitud. Yo volví a poner mis manos en sus mejillas y uní nuestros labios. Necesitaba desquitarme del tiempo que no lo había probado. No teníamos un ritmo fijo, tratamos de acoplarnos a los movimientos del otro, pero ambos parecíamos desesperados.

Sus manos se metieron en mi camiseta. Enrollé mis brazos en su cuello. Cuando nos separamos para recuperar la respiración, él unió nuestras frentes y sonrió. La sonrisa más bonita y sincera que le había visto hasta ese momento.

—Me hicieron mucha falta tus ojos bonitos. —Él se sonrojó y yo me morí de ternura por su expresión. Lo abracé con más fuerza que él y me dejé invadir por su aroma. Él me tenía el corazón acelerado—. ¿Qué quieres hacer ahora?

—¿Podemos sentarnos y ver una película?

—Claro, mi amor.

Nos sentamos en el sofá de la sala y encendimos la televisión. Dylan estaba con la cabeza apoyada en mi regazo y yo tenía mis dedos enredados en su cabello. Dylan miraba la pantalla, pero yo tenía la impresión de que no estaba viendo nada. Estaba perdido. Me dieron ganas de llorar. Antes parecía que era un guerrero que tenía una gran armadura y podía con todo. Solo era otra alma frágil, otro como yo. Ahí me di cuenta que antes no había conocido la profundidad de su ser.

DAYLIGHT Ⓓ (#2) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora