~Capítulo 71~

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Cuando Bastet volvió a tener consciencia sintió tanto dolor por todo su cuerpo que parecía que había cruzado a nado el Mar Angosto y luego había echado una carrerita hasta Vaes Dothrak... Y que luego había decidido que era buena idea hacer el camino inverso de la misma manera.

Se despertó con un tacto suave. Estaba en una cama. Oía el mar, lo que le hizo suponer que se encontraba en Roca Casterly.

Los párpados le pesaban, pero los abrió. La claridad la cegó en un primer momento. Parpadeo varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron.

—Por fin despiertas. —Asha estaba sentada a su lado. Las ojeras de su cara delataban que no había dormido mucho.

—¿Qu...? —Quiso preguntar qué había pasado, pero su garganta estaba seca y le dolió el intentar hablar.

—¡Ey, despacio! Primero bebe algo. —Asha le tendió una copa con agua. Bastet se incorporó un poco y bebió; el líquido bajó fresco por su garganta—. Cuando nos encontramos durante la batalla intenté sacarte de allí, pero te derrumbaste nada más subir al caballo. Has estado dos días fuera de combate.

—¿¡Dos días!? —Ahora que había bebido ya no le dolió tanto, pero su voz sonó desusada— ¿Y mis hijos?

Intentó salir de la cama, pero estaba tan débil que Asha solo necesitó agarrarla del hombro para que no se moviera.

—Están bien, lo juro. Mandé a Marie a buscarlos y los encontró y los trajo a la Roca sanos y salvos. Ahora mismo están en una habitación cercana a esta; Sansa se ocupa de ellos y les hemos buscado un ama de cría para alimentarlos mientras tú no podías. Están bien.

Bastet se relajó, pero no del todo. Dos días... Eso era mucho tiempo, demasiado. Debía ponerse al día.

—¿Y la batalla? —preguntó tras beber otro trago.

Asha suspiró de cansancio.

—Sansa envió desde aquí una nueva tropa de soldados de Érinos y más caballeros del Oeste cuando les pudo encontrar armamento decente. Viseniam acabó con una gran cantidad de enemigos y cortó sus principales vías de ataque. Las tropas de Aegon se retiraron de repente. Se apagaron todos los incendios posibles y los que no se cortaron como se pudo. Todavía hay partidas de búsqueda por si hay sobrevivientes en el bosque, algún botín de interés o cuerpos de aliados. Ah, y Viseniam lleva dos días volando alrededor de la Roca esperando a que salgas.

Bastet asintió. Asha había resumido mucho todo lo sucedido, aunque sentía que se estaba guardando cosas importantes para sí misma.

—Quiero ver a mis hijos —pidió. Esperaba que Asha no volviese a impedirle nada.

—Está bien.

Ayudó a Bastet a levantarse de la cama. Sus piernas temblaron ligeramente y Bastet se agarró del brazo de Asha para no caer.

—Apóyate en mí para andar y no tengas prisa por llegar, la habitación no se va a mover del sitio.

Salieron al pasillo, Bastet agarrada al brazo de su amiga. Caminaban lento, a un paso insufrible mientras Asha le preguntaba a cada momento cómo se sentía, si necesitaba descansar o podía seguir y le contaba más cosas sobre lo ocurrido aquellos días. Los sirvientes que se cruzaban con ellas las miraban con curiosidad y, al menos eso creyó Bastet, pena. Debía de tener un aspecto horrible.

Llevaba una sencilla túnica blanca. Era holgada y cómoda, aunque se sentía expuesta a la vista de todos.

—¿Estuviste velando por mí estos dos días? —le preguntó Bastet a Asha.

—Marie, Sansa o Lucerys se turnaban para que pudiera ir a por algo de comer o simplemente estirar las piernas. También me hacían compañía.

—¿Lucerys Velaryon? No me lo esperaba de ella.

La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora