~Capítulo 10~

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La ciudad de Vaes Dothrak se dislumbra a lo lejos. Bastet miró como se alzaba majestuosa e imponente en la distancia.

Viniera de donde viniera, pasase lo que pasase siempre consideraría aquel lugar su hogar. Había salido de allí por los problemas surgidos, había realizado una travesía un tanto accidentada para volver. Mas nada de eso importaba: el dragón había vuelto.

Cuando Bastet se fue de Vaes Dothrak para negociar en Pentos nunca esperó volver con sus hermanos. No esperaba siquiera encontrarse con ellos, pero el destino erq muy gracioso. No solo se había producido una reunión familiar sino que también Drogo se había casado, y nada más y nada menos que con su melliza..

Al menos el viaje había concluido.

Viserys se volvió repentinamente atento con Bastet. Sabía perfectamente que su hermano solo buscaba una cosa en ella ahora que Daenerys se había casado: mantener la sangre pura Targaryen. Bastet enseguida lo supo, pero lo siguió el juego.

Otro incordio que Bastet soportó, en un principio, fue Richard. Al principio la presencia del dothraki la desesperaba, pero a lo largo del camino se habían vuelto amigos.

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-¡Nana Cotha! -Bastet corrió a saludarla nada más acabar la ceremonia de bienvenida.

-¡Mi niña!

Un bonito reencuentro de no ser por Viserys. Llegó allí y se presentó a Nana Cotha.

-Ha sido un honor conocerla, y gracias por cuidar de mi pobre hermanita.

Cuando se alejó de ellas, Nana Cotha susurró.

-Menos mal que te separé de ellos. Son aprecia a lo lejos su manera de ser. Tiene demasiado de Aerys y demasiado poco de Rhaella.

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Pasaron varios días en Vaes Dothrak sin ningún sobresalto.

Bastet pasaba mucho tiempo con Richard.

-El khal no me asigna tareas últimamente. Está demasiado ocupado preguntando a los oráculos.

-Esta tarde voy a salir con Legolas, ¿quieres venir? -le preguntó Bastet.

-Claro.

Ninguno se dio cuenta de que había alguien mirándolos entre las sombras.

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Mientras Bastet y Richard estaban cabalgando alguien fue a hablar con Nana Cotha.

La mujer no se esperaba semejante visita: Viserys. Tampoco podía imaginarse la razón de la misma.

-Esperaba poder hablar más con usted -empezó él hablando en Lengua Común -. Pregunté y me informaron de que entendía nuestra lengua, así que la comunicación será más sencilla.

Nana Cotha no ordenó que se lo llevasen a rastras de allí por respeto al recuerdo de Rhaella.

-¿Y puedo preguntar cómo aprendió nuestra lengua? -siguió Viserys.

-Mi marido era un khal respetado por todos, pero antes de eso yo era la hija de un hombre igual de respetable. Era invitado a muchos actos oficiales, y yo le acompañaba. Aprender idiomas facilitaba la tarea diplomática.

-Gran ingenio, venerable Cotha. Su idea fue magnífica.

-Eso mismo me dijo tu madre en su momento. Ella siempre lamentaba que si educación no hubiese seguido más allá de lo que una buena esposa debe saber.

-¿Conocía a mi madre?

-¿Qué si la conocía? -rio Cotha-. ¡Eramos amigas! Incluso te conocí de pequeño. Debió de ser una de las pocas veces que tu madre consiguió arrancarte de los brazos de tu regio padre.

Viserys se quedó en shock.

-La verdad es que creo recordar vagabamente lo que decís... Un fiesta con mucha gente desconocida. Creo que Rhaegar vino con nosotros.

-Ocurrió en mi casa, fue antes de que me casara. Rhaella vino contigo y con Rhaegar. Todavía no ha sanado el dolor que siento por la pérdida de vuestro hermano. Lo recuerdo como que fuera ayer; no le quitaba los ojos de encima a la joven Isatra, otra de mis invitadas.

-Debió de ser antes de que estuviera comprometido.

-Así es -confirmó Cotha-. Aunque a tu madre no le hizo gracia que intentase cortejar a aquella mujer. Y ahora debo preguntar por la razón inicial de tu vista. Tengo cosas que hacer, joven, así que pregunta.

Viserys se puso serio.

-Como sois respetada en el liwgaf y la habéis tomado bajo vuestro manto, vengo a pedirle la mano de Bastet en matrimonio.

Nana Cotha no pudo contener la risa.

-Olvidaba que vosotros los Targaryen tenéis raras costumbres. ¿Cómo vas a casarte con Bastet? Es tu hermana, y además es ella la que tiene que elegir. No creo que ella te elija a ti.

-¡Vieja insolente! ¡Soy un rey! ¡Debería ser un honor!

-Viserys, tranquilo, o mis hombres te sacarán de aquí más veloces que un caballo a la carrera -contestó Cotha-. Digo que no creo que te elija porque ella tiene una relación con Richard.

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Bastet estaba leyendo tranquilamente en su habitación cuando alguien llamó a la puerta.

-Adelante.

La puerta se abrió y Richard se desplomó contra el suelo todo ensangrentado.

-¡Richard! ¿¡Qué ha pasado!?

Le ayudó a sentarse y fue a por algo para curarlo.

Cuando la charla sobre una fallida propuesta de matrimonio acabó, Viserys fue a por Richard, quien ya había vuelto de cabalgar. No tardó en encontrarlo.

Los dos se enzarzaron en una pelea. Una pequeña multitud se congregó para ver ese extraño enfrentamiento, que ganó Richard.

-¡Cuándo encuentra a mi hermano se va a enterar de lo que es bueno! - exclamó Bastet al oír la historia de Richard.

-Creo que ya se lo he enseñado yo. La próxima vez no intentará atacar a un jinete de sangre.

Bastet le curó las heridas provocadas por la pelea. Mientras lo hacía, se preguntó qué haría Khal Drogo ante tal ofensa.

Bastet se dio cuenta de que pensaba demasiado en Khal Drogo.

Y no podía evitarlo, como el sol no puede evitar salir cada día ni la estrellas cada noche.

La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora