Nadie tenía ganas de hablar en Desembarco del Rey.
Bastet miraba con angustia a sus tropas trabajar para apagar los incendios y rescatar a heridos. Sin Daenerys, la moral de los defensores de la ciudad cayó en picado; su reina los había abandonado y no solo tenían que luchar contra otros hombres de carne y hueso, sino que Bastet también los ayudaba con su dragona.
Si alguna vez Bastet había pensado que era un monstruo, lo que estaba viendo terminaba por convencerla de que sí. ¿Qué había hecho? Viseniam había quemado y aplastado todo a sus órdenes; edificios enteros quedaron reducidos a cenizas y otros se habían derrumbado bajo los golpes de Viseniam. Dany no volvió a aparecer en toda la lucha, y tampoco Drogon volvió al cielo a enfrentar a Viseniam. Bastet aterrizó cuando lo consideró oportuno e hizo que Viseniam patrullase la ciudad desde el cielo por si Drogon volvía o por si aparecía el otro dragón de Daenerys.
Jon la puso al corriente de la situación. Gracias a su ayuda habían podido atravesar las líneas defensivas y tomado lugares estratégicos de la capital. Entre los caídos, identificaron a algunos de los líderes más importantes de las tropas de Daenerys. Algunos soldados del Norte identificaron a ser Jorah Mormont (Bastet tuvo dificultades para reconocerlo después de tanto tiempo sin verlo), y unos inmaculados sobrevivientes dijeron que habían visto caer a Gusano Gris, su líder.
Asha fue en busca de Jon y Bastet cuando las cosas se calmaron. Ella había llegado hasta Pozo Dragón para comprobar si el segundo dragón estaba allí y evitar que alguien lo liberase, y se encontró con que los cuidadores del lugar se habían rendido. Asha los condujo hasta allí para que vieran a la bestia de color crema encadenada. El dragón, que según los cuidadores se llamaba Viserion (Bastet frunció el ceño al oír el nombre), había estado alarmado debido a los ruidos de lucha afuera. Las cadenas habían resistido, pero casi consiguió escapar cuando la Araña intentó quitarle las cadenas.
—¿Varys la Araña quería liberarlo? —preguntó Bastet, confundida.
—Tal vez creyese que le estaba haciendo un favor a su reina —supuso Jon. Su cara dejó entrever que no hubiesen podido conquistar la ciudad si Viserion aparecía—. O intentase crear más caos para poder escapar.
—Pero está claro que no lo consiguió —dijo Bastet señalando las cadenas que todavía apresaban a Viserion—. ¿Qué fue del Eunuco?
—Bueno, digamos que yo me encargué de él —respondió Asha, y señaló un lugar cerca de los anclajes de las cadenas que Jon y Bastet habían pasado por alto debido a las sombras del lugar. Allí, camuflado también por el cuerpo del dragón, estaba tirado en el suelo el cuerpo de un hombre regordete y calvo.
Bastet se acercó a verlo. Un gran corte cruzaba la espalda de arriba a abajo, cortesía del hacha de Asha.
—¿Podemos estar seguros de que se trata del Consejero de los Rumores? —preguntó Bastet. Parecía una broma que el hombre que debía conocer todos los secretos del reino muriese de un ataque por la espalda.
Los cuidadores del lugar asintieron, y Jon confirmó haberlo visto una vez mientras buscaba noticias de Sansa y visitó Desembarco del Rey como mensajero de la Guardia de la Noche. Bastet asintió, satisfecha; confiaba más en Jon que en los cambiacapas.
—Felicidades, Asha —dijo Jon tras acercarse al cadáver y confirmar que era Varys—. Has matado a uno de los hombres más odiados en los Siete Reinos atacando por la espalda, justo como hacía él.
Sansa le había dicho a Bastet en varias ocasiones que Varys había traicionado a su padre. «El que traicionó a nuestros padres ya está muerto. Te hubiera alegrado estar aquí para verlo», pensó Bastet. Varys también había traicionado a Aerys II.
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La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»
FanficHace mucho tiempo los dragones danzaron en Poniente dejando tras ellos un rastro de fuego y sangre. El conflicto entre dos hermanos provocó que miles de personas pereciesen al ritmo de su baile. Pero tal masacre no volvería a sucederse. ¿O sí? { ﹀...