~Capítulo 42~

254 18 1
                                    


—Bastet Targaryen. ¿O debería llamaros reina Bastet de Érinos?

—Nunca tuve el menor derecho sobre el trono porque la Diosa así me lo dijo. La niña, Elisaerys, es la verdadera heredera. Asha se quedará con ella hasta poder encontrar un tutor adecuado.

La tensión era palpable en el aire. Ninguno de los dos bajaba la mirada, estudiando al otro. Detrás de cada uno sus respectivos grupos tampoco sabían actuar, temiendo algunos la ira de su líder, deseando otros reencontrarse con amigos largo tiempo ausentes.

—¿Y cuáles son ahora tus planes? —preguntó el Khal con una mirada dura.

—Volver a casa después de tanto tiempo en una tierra ajena—respondió Bastet con una voz carente de emoción—. A Vaes Dothrak.

—Pensaba que los exiliados no tienen casa, que necesitaban conquistar una.

—Y así es, pero yo fui criada por la venerable Cotha, miembro de Dosh Khaleen. Mi casa está dónde ella esté y su hijo, Khal Ordon, presente a mi espalda, es mi hermano.

Bastet dio la orden a Légolas para que avanzara. Marie fue tras ella casi sin dudarlo, seguida de cerca por Ordon, quien estaba deseando de volver junto a su madre y contarle del nuevo mundo más allá del mar. Drogo dirigió a su caballo en dirección contraria. Él también quería volver a cabalgar sobre tierras familiares.

Sansa había presenciado la escena junto a Medea y Tyrion. Bastet le había contado el alejamiento con Drogo, pero no esperaba que fuese tanto. Habían parecido dos extraños. Un miembro del grupo de Drogo se apartó y se acercó al carro donde iba Medea acompañada por Sansa y Tyrion a caballo.

—¡Sansa! —Ella sonrió ante quien hablaba. Era Richard—. ¡Por fin nos volvemos a ver!

—También me alegro de verte. Se te echa mucho en falta.

—Siento no haberte rescatado antes.

—Pero si Bastet y Drogo se separaron, el khalasar también. No tienes la culpa de seguir a tu khal.

—Nosotros también te buscábamos — le dijo Richard bajando la voz—. Khal Drogo también se preocupaba por ti como Bastet. Puede que ellos no se hablen, pero no podía desentenderse así como así.

—Gracias, Richard. Es bueno ver que tengo gente que se preocupa por mí. —Sansa estaba agradecida de corazón con todos. Puede que hubiera perdido a una familia, pero ahora tenía algo parecido a otra—. Esta es Medea, mi compañera de Narkes, donde me tenían encerrada.

{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ } 

Cersei intentaba calmarse de todo lo que estaba pasando bebiendo. Una mala costumbre que sin duda se debía al inútil de Robert. Se preguntaba cómo es que aquel imbécil nunca dio muestras de sufrir las consecuencias de sus excesos, mientras que ella tenía grandes dolores de cabeza.

En fin, tranquilidad para un tiempo, dolor para después. Todo su vida había sido así: grandes temporadas de calma y puede que incluso felicidad seguidas de tempestades.

—Adelante —respondió cuando llamaron a la puerta. Sabía quién era, por lo que no se tomó la molestia de cambiar el foco de su atención.

Su hermano Jamie entró con la armadura de las capas blancas. Le parecía gracioso que siguiera llevando el color blanco, color de la pureza. Jamie siempre había sido algo cabezota. Cersei siguió bebiendo sin mirar a su hermano.

—¿No vas a preguntarme nada?

—¿Para qué? Ya sé la respuesta. La Madre lleva años siendo horrible conmigo.

La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora