~Capítulo 26~

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En Érinos si bien la mayoría de la población eran esclavos, también existían un pequeño puñado de hombres libres. La ciudad más cercana a la posición de Bastet era Eirini. No existían muchos hombres libres allí, pero era el mejor punto para investigar debido a ser el lugar de residencia de Áschimo. 

Áschimo no era uno de los afentikós más poderosos de Érinos pero sí bastante influyente en el Consejo Afentiki, la máxima autoridad Érinos. Residía en Eirini la mayor parte del año y por suerte ahora estaba allí. El negocio de Áschimo era principalmente el de los esclavos domésticos. Cientos de mercaderes se trasladaban allí para comprar esclavos de Áschimo por su gran calidad.

Bastet y los demás pudieron pasar desapercibidos haciéndose pasar por un grupo de esos mercaderes. Una parte de la ciudad estaba destinada específicamente para los hombres libres. Se instalarían allí. 

Gracias a Jack y a Marie podían hacerse entender con los demás, pero Bastet les pidió que les enseñaran el idioma. Bastet pasaba mucho tiempo asistiendo a los distintos templos de la Diosa. Tenía que aprender sobre ella para ser como ella. 

Pero estaba preocupada. Cada día veía más miseria, cada día estaba más segura que era lo que tenía que hacer. Tenía un ejército a sus espaldas en caso de necesitarlo. Tenía a sus amigos con ella. Tenía a su dragona. Tenía a Drogo. Pero a la vez tenía miedo. Hace solo unos años vivía con tranquilidad con Nana Cotha. En aquellos tiempos su mayor preocupación era cabalgar con su fiel caballo, Legolas. Ahora era una mujer casada, líder de un ejército y madre de una dragona. Pero tenía la amenaza de su hermana a sus espaldas. Daenerys tenía otro ejército más grande y tres dragones. ¿Iba a liberar a miles de esclavos para que pudieran elegir ser parte de su ejército? 

Su hermana no había atacado, por el momento. Rhaegar se lo advirtió hace años. Tenía que tener cuidado con Daenerys.

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-¿Ya está todo listo? -le preguntó Dany a Missandei.

Apenas podía esperar. Volvería a estar con Aerys, se acabaría el mentir.

-Sí, llegará en unos días -respondió su amiga con una sonrisa sincera-. El mensajero nos ha comunicado que el magíster Mopatis cuidó bien de Aerys.

-Es lo que se esperaba para un príncipe Targaryen -contestó Dany-. Si lo hubiera tratado peor mis dragones solo dejarían cenizas de su casa.

Daenerys ya estaba cansada de mentir, de ocultar todo. Viserys llevaba tiempo muerto pero su fantasma había impedido que hiciera lo que tenía que hacer.

-¿Estás contenta? -le preguntó Missandei.

-Sí, todos mis hijos estarán al lado de su madre.

Decidió contarle la verdad a sus consejeros de mayor confianza. Pronto todo el mundo conocería a Aerys Targaryen, futuro heredero del trono de hierro. Dany se encargaría de que la casa del dragón recuperara todo su poder. Ella se sentaría en el trono de Aegon el Conquistador y luego Aerys. Nada impediría aquello. Si Bastet hacía algo por impedirlo se arrepentiría. Por muchos esclavos que liberase de aquella pobre isla, Dany ganaría. Pero era momento de esperar. 

Una reina debe saber gobernar. Meereen era el lugar perfecto para aprender y para que sus hijos crecieran.

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Cersei observaba a la pequeña flor Tyrell caminar con su hijo por los jardínes. Aquella ramera de Altojardín no tuvo suficiente con su pequeño Joffrey. 

Cersei pensó que con la muerte su padre, el gran león Lannister, por fin tendría el lugar que se merecía. Pero su tío Kevan no tenía esos planes. Ahora Tommen, su dulce Tommen, se casaría con aquella ramera. 

La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora