Capítulo 3

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No se qué carajos paso...

— Lo único que recuerdo es que se fue la luz en la mansión y sentí algo en mi cuello... Después ya no supe nada más.

— ¿Alguien sabe qué es este lugar?

La castaña empezaba a despertar, escuchando las voces de algunas personas. Su cabeza dolía a medida que sus ojos se estaban acostumbrando a la luz de la habitación, las voces ya se podían escuchar mucho más coherente y su visión se volvió normal.

¿Qué carajos hago aquí?

Fue la primera pregunta que se le vino a la mente al poder notar que se encuentra en una habitación de color blanca y con cinco persona más.

La castaña no entendía nada. Todos se veían con rostros y miradas aterradas, confundidas y con mucho miedo por la manera que se encontraban.

Uno de ellos puso su mirada en la castaña. Era un chico de la misma edad, pelirrojo, ojos verdes y de bambi, piel pálida y en su aspecto parecía alguien que le gustaba hacer muchos ejercicios.

No te preocupes.

Pudo leer sus labios, pero aquello solo le quitó un poco de miedo y de la confusión que su mente y su cuerpo se estaba generando. Suspiró y bajo su mirada, su cara de sorpresa fue lo primero que se formó al darse cuenta que no tenía su vestimenta, la misma que había ido a la fiesta, sino que, era un overol de color gris que cubría todos sus brazos y sus pierna.

De lo confundida que había estado, no se había dado cuenta de ese detalle. Alzó su mirada y las demás personas también estaban vestidos con el mismo overol.

Al instante, la puerta fue abierta de manera ruidosa, haciendo que las cinco personas se asustaran y se hicieron una pequeña bolita entre ellos.

Tienen la misma máscara que aquel chico de la fiesta.

— Bienvenidos a mi juego...

Su voz era profunda y ronca, su contextura daba a entender que era un señor de aproximadamente 40 años. Detrás de él estaban cuatro personas más con la misma máscara, pero su vestimenta era casi igual al de ellos con un color negro.

— ¿Por qué estamos aquí? — preguntó temerosa una de las chicas.

— Buena pregunta querida... Eso es lo que pasa cuando no escuchan a sus padres de no ir a una fiesta de cualquier persona, porque en realidad te escapaste ¿Verdad?

— ¿C-como lo supo?

— Antes de que ustedes estén aquí, ya los teníamos fichados desde hace mucho tiempo atrás. Sin embargo, hay una persona que no estaba fichada — su mirada se posó en la castaña.

— ¿Por qué hacen esto? — preguntó el chico castaño.

— Muy buena pregunta, pero solo les diré que queremos divertirnos y ustedes serán nuestro juguetes de diversión — se encogió de hombros.

— ¿Juguetes dicen? — preguntó la castaña — ¿Ustedes se divierten al hacernos todo esto? Es una estupidez...

— ¿Disculpa?

— Lo que escuchó... — siseó enojada — No entiendo por qué nos hacen esto, pero es un delito...

— Sus padres no pensaran lo mismo... Aunque bueno, creo que nisiquiera los van a recordar por un buen tiempo... Claro si es que salen vivos

La castaña empuñó sus dos manos en la sábana. ¿Acaso los estaban viendo como unos conejillos de indias o algo así para sus estúpidas diversiones? Realmente estaban mal de la cabeza, cada uno de ellos, sin excepción alguna.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora