Capítulo 7

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La llave, tu salvación

— ¿Dónde estamos? — dijo la pelirrubia mientras sentía que su cuerpo estaba pesado y doloroso, como si un gran camión hubiera pasado por encima suyo o mucho peor que solo un camión.

Intentó moverse, pero se dio cuenta sus manos estaban atadas por sobre su cabeza. Desvío su mirada hacia su alrededor, sorprendiéndose al ver a la castaña junto con ella, con la misma posición de estar atadas de manos y aún dormida.

— July — dijo la pelirrubia, tratando de que la castaña pudiera despertar.

Alzó su mirada, dándose cuenta que dónde estaba atada, había un tubo metálico, por lo que, hizo el ruido posible para que la castaña pudiera despertar.

Poco a poco, y gracias al ruido, July empezó a despertar lentamente, frunciendo el ceño a medida que no sabía que era lo que estaba pasando, o más bien, el origen del ruido. Trató de moverse, pero sintió sus manos siendo atadas por algo que se sabía que era unas esposas.

Nuevamente dirigió su mirada por todo el lugar, dándose cuenta que estaban en una habitación demasiado descuidada, con algunas telarañas por las paredes y un gran polvo que se podía observar desde lejos y más al tener algunas cajas donde más se concentraba el polvo.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué estamos atadas? — preguntó confundida la castaña — Carajos — siseó — Duele...

— Yo tampoco se cómo llegamos aquí — dijo la pelirrubia — Lo único que recuerdo era que habíamos matados a todos esos insectos grandes y luego un fuerte olor a químico empezó a emanar por el lugar donde estábamos.

— Yo también lo recuerdo...

La castaña empezó a recordar un poco antes de dormirse por el químico. Una silueta negra había aparecido en medio del bosque, justo por detrás de los arbustos donde habían salido aquellos insectos y arácnidos grandes; sin embargo, por lo nubloso que se había puesto sus ojos, no pudo ver su rostro claramente, ya que, estaba sin ninguna máscara.

— Los chicos — susurró la pelirrubia — Ellos han de estar así como nosotras...

— Esto es difícil...

En ese momento, algo rojo empezó a brillar por la habitación, haciendo que las dos chicas se mirara confundidas y alzarán su mirada hacia donde provenía dicha luz.

Una cámara las estaba grabando.

— Acaso...

— Nos están grabando — mencionó la castaña.

La cámara se movía de un lado a otro hasta que solo se mantuvo en un solo lugar, grabando justamente a las dos chicas de aquella horrible habitación.

— ¡Chicos!

***


Un fuerte zumbido hizo que el pelirrojo empezará a despertarse, sintiendo su cuello doler por la postura en la que se encontraba.

— Leo...

Una voz y unos toques en su hombros fue lo necesitaba para reaccionar adecuadamente. Lo primero que vio fue al castaño al frente suyo con un semblante de preocupación, pero al ver que ya había despertado del todo, solo suspiró de alivio.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora