El terror detrás de las paredes

Capítulo 16

Nuestra mente, el origen del miedo

— July...

La voz del pelirrojo resonó por sus oídos, ocasionando que abriera sus ojos sosegado mientras se removía un poco para estirar sus piernas.

Frunció el ceño extrañada por todo lo que había ocurrido antes de caer rendida en un gran sueño; abrió sus ojos de la sorpresa al darse cuenta que se había quedado dormida en el pecho del pelirrojo mientras que él la rodeaba con sus brazos.

Un tanto comprometedor pensó la castaña y se alejó rápidamente.

— Y-yo, eh, lo siento — se disculpó avergonzada.

— ¿No me digas que te avergonzarte por dormirte en mi pecho? — preguntó un poco burlón — Hey, no te preocupes. Hace mucho tiempo que no he dormido con alguien abrazado.

No, después de ella.

— G-gracias... — susurró la castaña.

— ¿Gracias? ¿Por qué?

— Por escucharme. F-fue de gran ayuda. Esto no se lo he contado a nadie ni a Sofi, creí que no era necesario y lo deje guardado muy dentro de mi.

— Me siento tranquilo al saber que te ayudó un poco.

— Si. Lo que te conté era como un gran peso que llevaba en mis hombros. Un dolor que me llevó a no encariñarme con  los demás por miedo a que me abandonaran.

— Te entiendo, porque yo también haría lo mismo en tu lugar...

La castaña sonrió.

— Dime, ¿cómo era tu vida?

El pelirrojo se tensó por dicha pregunta. ¿Cómo le iba a explicar su vida si ya estaba metido en un gran lío desde un principio?

Vamos, Leo, piensa...

— Pues, si te digo que tampoco no recuerdo mucho de mi vida, ¿me creerías? — por un parte tenía razón, no se acordaba mucho de su vida en los años de adolescencia, pero de lo que había quedado hasta ahora, era que su vida había cambiado y podía entender que algo estaba mal que todo se había vuelto extraño para él.

— ¿Tuviste un accidente o algo así?

Claro, como no lo había pensado.

— Si. Hace un año tuve un accidente automovilístico y eso ocasionó que mi cabeza se golpeara fuertemente a tal punto que mis recuerdos de mi vida se hayan borrado. También te digo que fue difícil adaptarme a la universidad después del accidente, porque todos mis conocimientos de medicina se borraron y tuve que pasarme en la biblioteca casi todo el día para ponerme a corriente.

La castaña se sorprendió al escuchar. La carrera de Medicina era demasiado agotador y el esfuerzo debía ser muy alto, más con las prácticas que debía hacer, era demasiado para una persona; pero, si en realidad amas tu carrera, el esfuerzo valdrá la pena.

— Fue difícil ¿cierto?

— Demasiado diría yo.