Capítulo 18

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Trampa de doble filo. Parte 2

— No puede ser... — susurró la pelirrubia.

El hombre con armadura no lo pensó dos veces, porque ya estaba corriendo hasta los chicos que aún seguían confundidos de la persona que había aparecido de la nada al frente de ellos.

— ¡Cuidado!

El grito desesperado del castaño hizo que todos reaccionaran de inmediato al ver que el hombre de armadura ya estaba por llegar a ellos. Inconscientemente, el pelirrojo, empujó a las dos chicas aún lado, sin nada de fuerza para no lastimarlas o que se lastimen por el empujón que les dio, pero eso fue suficiente para que el pelirrojo pudiera reaccionar a la acción de aquel hombre.

Él hizo notar que los iba atacar con su espada, por lo que Leo pudo reaccionar a tiempo con hacerse a un lado y ocasionar que el hombre casi perdiera su estabilidad. Aquel acto fue justo para que el castaño pudiera patearlo y que el hombre se golpeara en la pared, aunque por la armadura que tenía puesto, solo un simple ruido se escuchó y el hombre cayó al suelo.

Leo sabía que Rose no iba a poder soportar más bajo su propia fobia, por lo que, giró su mirada hasta la castaña.

— July, necesito que sigas con Camila hasta llegar a Rose — dijo el pelirrojo llegando hacia ellas.

— Pero ustedes-

— De nosotros no te preocupes. Podremos con él tal y como lo hemos estado haciendo antes con los demás. Solos sigue, por favor...

La castaña desvío su mirada hacia el hombre con armadura que estaba empezando a levantarse para luego volver hasta la mirada del pelirrojo.

¿Por qué me siento diferente?

Esa mirada de preocupación se me hace tan conocida, pero no puedo recordarlo.

Leo pudo notar la mirada intensa de la castaña hacia él, y talves pensó que estaba paranoico o su estrés por todo lo que estaba pasando dentro de ese edificio, que parecía que estaba delirando con creer cosas que ni siquiera estaba seguro que ella sea la misma de aquellos ojos de color a miel.

— July — susurró para que la castaña pudiera reaccionar.

Ella parpadeó, sintiéndose un poco diferente y a la vez avergonzada por haber estado mirando al pelirrojo de una manera intensa, logrando que solo asíntiera y viera por última vez al hombre para marcharse por el pasillo junto a la pelirrubia.

— ¡Es la última habitación del pasillo de la derecha!

Exclamó Leo para que la castaña pudiera llegar a tiempo y salvar a Rose.

— ¡Leo, cuidado!

El grito del castaño lo sacó de su pequeño trance, desviándose a un lado nuevamente y ver como la espada estaba a punto de caerle encima.

Estuvo cerca.

Pensó, cuando lo único que se le hacía extraño era de actuar inmediatamente ante el caos. Podía percibir perfectamente antes de caer a la trampa o el anzuelo, que hasta el castaño se sorprendió por el gran instinto del pelirrojo al esquivar el ataque.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora