Capítulo 33

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Encontrarlo Parte 3

Tanto Jay como Camila no sabían que hacer. El castaño estaba dando vueltas y vueltas logrando que la pelirrubia se sintiera mareada al ver al castaño hacer esas acciones.

— Piensas mucho y me mareas con tantas vueltas que das.

— Estoy tratando de entender lo que está pasando Camila.

— Hemos pasado ¿minutos y horas? tratando de encontrar un camino o algo para que nos lleve nuevamente a los chicos.

— A estas alturas creo que ya hubiera aparecido uno de esos matones, pero hasta este momento, nada.

— ¿Tú crees que les está persiguiendo a ellos?

— Es muy probable, pero es un poco estúpido porque nosotros estuviéramos cruzados de manos mientras ellos están siendo atacados por alguien.

— Tienes razón — suspiró y se sentó en el suelo frío.

Unos ruidos lejanos se escucharon. Tanto Camila cómo Jay se quedaron mirando uno al otro en silencio.

— ¿Escuchaste eso?

— Si, pero eran muy lejanos.

— Sigamos los ruidos.

Camila asintió y se levantó del frío suelo, empezando a caminar a la par con el castaño. Seguían los ruidos que cada vez se volvían más cercanos a medida que avanzaban.

Pasaron como dos pasillos hasta llegar al punto de origen de los ruidos, claramente era de la habitación de al fondo. Confundidos y un poco temeroso se acercaron hasta llegar a la puerta de la habitación.

El ruido ocasionaba que la pelirrubia se tapara sus oídos.

— 1, 2 y 3...

El castaño abrió la puerta, dejando ver lo que en el interior de la habitación tenía para ellos.

— ¿Eso es un péndulo?

Un péndulo en el centro de la habitación se encontraba yendo de un lado para el otro de una manera demasiado fuerte. El castaño con sus manos en sus oídos se acercó para revisar el péndulo mientras que la pelirrubia lo siguió porque no quería quedarse sola.

El péndulo parecía marear a las dos, ya que el castaño sentía sus piernas flaquear y la pelirrubia tenía que sostenerse con la pared para no caer al suelo.

¡Quiero salir de aquí!

Gritó, para que el castaño pudiera escucharla.

— ¡Espera un momento!

Jay tenía un breve presentimiento que ese péndulo no se había comenzado a mover sin ninguna razón aparente, así que empezó analizarla por algunos segundos.

Caminó alrededor del péndulo hasta llegar al otro extremo. Un botón rojo sobresalía y el castaño un poco indeciso lo tocó pero sin presionar.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora