Capítulo 25

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Momento de paz

La castaña divagaba en sus pensamientos, sintiendo un poco extraña después de lo ocurrido con Leo. Quería creer que solo fue producto de su imaginación, que solo haya sido por lo cansada porque eso era lo que sentía en ese momento, pero no era así, algo dentro suyo le decía lo contrario.

Vio de reojo al pelirrojo que seguía caminando con su mirada al frente. Pensó que era una locura sentir algo que lo había presentido anteriormente, algo que olvidó hace tiempo y que ahora su intranquilidad le estaba perturbando de una manera inexplicable.

¿Quién eres?

Se preguntó a sí misma. Quería creer en la respuesta del pelirrojo hace algunas horas antes, quería hacer algo para calmarse a sí misma y comprobar que el sentimiento que se removió dentro suyo cuando esos labios que parecía haberse unidos con los de la castaña mientras estaba dormida, haya sido el pelirrojo.

Necesito comprobarlo.

— ¿Por qué me estás mirando de esa manera? — preguntó el pelirrojo, sacándole de sus pensamientos.

— N-no sé de qué estás hablando — dijo nerviosamente mientras desviaba su mirada hacia el pasillo.

— Uhm, no te creo.

Yo tampoco

Lo quería decir, pero primero era comprobarlo para sacar sus propias conclusiones.

— Quiero hacer algo, pero no es el momento... — mencionó en susurros la castaña, pero el pelirrojo le había escuchado perfectamente.

— Que-

— No hay absolutamente nada en este piso — dijo el castaño desviando su mirada hacia atrás, donde venían Leo y July.

Iban detrás por los pasos lentos que daba la castaña por sus heridas y daños recibidos por todo su cuerpo.

— Eso es raro.

— Talves no estén un dando un poco de respiro — bufó el castaño — ya era hora...

— Lo sé, pero no debes bajar la guardia chicos — dijo el pelirrojo.

July por un momento vio en una de las habitaciones que algo de luz sobresalía por debajo de ésta.

— ¿Leo? — susurró la castaña.

— ¿Uhm?

— En esa habitación — le indicó.

El pelirrojo frunció el ceño al notarlo. A este paso, Leo temía por la seguridad de todos ellos después de haber pasado por muchas cosas en los pisos y pasillo anteriores.

La puerta de esa habitación se abrió, ocasionando un gran ruido al abrirse.

— Iré a ver — mencionó el pelirrojo, caminando hacia la habitación.

— Espera Leo, pueda que sea una trampa.

Una pequeña hoja se deslizó de esa habitación hasta afuera, casi llegando a los pies del pelirrojo que sin haber escuchado la advertencia de la pelirrubia se dirigió hasta la habitación.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora