Capítulo 11

137 33 4
                                    

Más vale correr que lamentar


El pelirrojo trató de reanimar a la castaña varias veces, casi sintiendo que ya no podía más. Tanto fue su esfuerzo por hacer que despertará, que la castaña pudo reaccionar a tiempo y empezando a toser por el gran humo que había entrado por sus fosas nasales y llegando hasta sus pulmones.

— Pensé por un momento que te íbamos a perder de nuevo, July — mencionó el castaño.

La castaña nuevamente sintió que su respiración volvía normalmente. Su cabeza trajo recuerdos de todo lo que pasó dentro de la habitación, causando que se sintiera furiosa al instante.

— ¡Están locos! — exclamó furiosa la castaña.

— Hey, July, debes calmarte — dijo el pelirrojo, pasando su mano por sus hombros y poder tranquilizarla.

Sin embargo, la castaña se levantó furioso de una manera que al hacerlo, sintió una gran punzada por todo su cuerpo, causando que cayera al suelo de rodillas y ser ayudada por el pelirrojo y la pelirrubia que estaban a su lado.

— No puedes levantarte de esa manera, July. Aún tu cuerpo está tratando de adaptarse después de todo lo ocurrido.

Ella lo miró irónica.

— ¿Sabes lo que me hizo ese maldito psicópata? — el pelirrojo miró sus manos y sus pies. Estaban algunas manchas negras — No mires solo eso... — dijo entre sollozos, debido a lo furiosa que estaba — Mi espalda está marcada por los latigazos que ese maldito me dio...

Leo apretó sus manos del enojo y la impotencia al escuchar a la castaña, decir esas palabras.

— July — susurró la pelirrubia, bajando su cabeza.

— P-pensé lo peor... Pensé que nadie vendría ayudarme — hipó entre sollozos.

— No debiste pensar en eso... Sabes muy bien que no te dejaríamos aquí sola. Somos un equipo y en equipo vamos a salir de esta mierda que nos hicieron meter en contra de nuestra voluntad — mencionó el pelirrubio.

La castaña iba a seguir hablando, pero recordó las razones del por cual fue el blanco perfecto para ser atrapada. Si tan solo hubiera aceptado la ayuda del pelirrojo, nada de esto hubiera pasado, y tampoco hubiera sido víctima de una tortura.

Suspiró cansada.

— Lo siento... Si tan solo hubiera aceptado tu ayuda, nada de esto hubiera pasado — musitó la castaña cerca del pelirrojo.

— No te preocupes July, igualmente él vendría atacarnos de cualquier manera.

Ella lo miró confundida.

— ¿Qué significa eso?

— Que igualmente él vino atacarnos... Así que no te sientas culpable — musitó el pelirrojo.

— ¿Qué pasó con él? — preguntó temerosa la castaña.

— Pues, por el momento está inconsciente al principio del pasillo, así que por el momento no nos molestará.

Demasiado tarde...

La voz de aquel hombre resonó detrás del castaño, donde inmediatamente Jay sintió un gran dolor en su espalda, causando que cayera al suelo estrepitosamente.

— ¡Jay!

La peligris se dirigió rápidamente donde estaba el castaño, siendo golpeada con un objeto en la altura de sus costillas y golpeando su espalda en la pared al recibirlo con tanta fuerza como para golpearse en la pared.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora