Capítulo 19

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Atrapadas bajo la misma trampa de doble filo

— Estamos atrapadas.

Un gran jadeo ahogado de la pelirrubia se escuchó, logrando que su miedo que al principio era normal, ahora se aumentaba aún más. El pasillo había desaparecido, y ahora una pared lo separaba, dejando a las dos chicas atrapadas en ese pasillo.

— ¡Leo! ¡Jay!

Gritó la castaña, con la mínima esperanza de que talves los chicos la puedan escuchar.

Camila se quedó pensativa por algunos segundos, tratando de entender las razones del por qué había ocurrido ese suceso de la desaparición del pasillo. Recordando todo la conversación de los chicos en todo el recorrido, abrió su boca de la sorpresa al recordar.

— Es la trampa de doble filo, July — mencionó la pelirrubia, llamando la atención de la castaña que al instante frunció el ceño.

— ¿Qué? — preguntó, haciendo que la pelirrubia la mirara.

— Recuerdas lo de la voz del megáfono y de las palabras de Leo — mencionó — El obstáculo era la trampa de doble filo, por lo que todo el camino no sabíamos con exactitud dónde y cuándo iba aparecer las trampas. La primera fue con la puerta y esta... Es la segunda — lo último lo dijo en medio de susurros.

La castaña pudo comprender las palabras de la pelirrubia, dándose cuenta del detalle de la trampa de doble filo y al instante golpearse mentalmente al no haber tomado en cuenta eso.

— Carajos — siseó con enojo la castaña, golpeando la pared con sus pies.

Por el golpe, sintió un dolor por todo su cuerpo.

Aún no se recuperaba de sus heridas.

— July...

Camila se dirigió hacia ella, sosteniéndola por la cintura para que ella no cayera por el dolor que se estaba acumulando por todo su cuerpo.

— E-estoy bien...

— No lo estás. Tus heridas aún no se sanan completamente.

La castaña suspiró.

Entre el silencio que se acentuó, un gran silbido se escuchó. Tanto Camila cómo July se miraron entre sí, quedando quietas en su lugar y sin nisiquiera tener la intención de mover ningún músculo por el momento.

El silbido se escuchaba más cerca. La castaña hizo un señal de la pelirrubia no dijera nada y que se quedara en silencio hasta saber qué era. Segundos después, el silbido paró abruptamente al igual que unos pasos, gobernando un silencio nuevamente.

— Quédate aquí — susurró la castaña.

— No July, espera...

La pelirrubia trató de que la castaña no siguiera porque tuvo un leve mal presentimiento por la manera de cómo las cosas estaban llevándose a un curso un poco aterrador y peligroso.

Una brisa fría recorrió por todo el cuerpo de la castaña, sintiéndose débil a medida que iba caminando. Al instante una gran neblina apareció, escalando por todo el pasillo y llegando poco a poco hacia las chicas.

El terror detrás de las paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora