Capítulo 8 - El lobo vestido de cordero

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La mañana era nublada, se avecinaba una tormenta, pero eso no impidió a Florencia levantarse temprano y escabullirse por los pasillos hasta subir a la azotea de la pensión. Guillermo la vio, y temía lo peor después de todo lo que había sucedido, por lo que fue detrás de ella. Hasta ahora no se había animado a decirle lo que estaba pasando, tampoco ninguno de los demás. Quizás querían protegerla, pero el silencio era el peor aliado en una situación así.

Al llegar a la terraza pudo ver a Florencia sentada en el borde, con los pies suspendidos mientras miraba las demás casas, los árboles enormes y las calles del Centro con cachilas yendo y viniendo de un lado a otro. Guille se sentó a su lado y la contempló durante un momento. Parecía triste, pero serena.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Te preocupa que salte, ¿no?

—Estamos todos preocupados, Flor —aseguró Guillermo.

—¿Qué pasó con Lucas y Santiago? ¿Por qué no me quieren decir?

El suspiro de Guillermo lo hacía notar incómodo, pero algún día tenía que llegar la noticia, y al parecer le tocaba a él darla. Al fin y al cabo, era el que mejor sabía lo que había pasado.

—Porque no sabemos... al menos dónde está Santiago —aseguró—. Lo están buscando pero parece que se lo tragó la tierra. Ya peinaron todo el Estrella del Norte y no hay rastros de él.

—¿Y de Lucas?

—A él... no pudimos salvarlo —dijo fingiendo una profunda pena.

—¡¿Qué?! —a Florencia se le estaban asomando las lágrimas ante tal confirmación—. ¡¿Cómo?!

—Fueron los mismos enmascarados que nos atacaron a nosotros. Primero me dieron una pedrada en la cabeza, caí inconsciente y cuando desperté habían... matado a Lucas —confesó sonando bastante convincente en la mentira que estaba contando—. Él estaba atado a una silla, lo encontramos con un amigo de Lorenzo un rato antes de que eso ocurriera, pero no podíamos desatarlo, necesitábamos ayuda, y ahí él fue a buscar a los demás. Fue en ese momento que ocurrió el ataque, no recuerdo mucho más.

Florencia simplemente se largó a llorar recostada en el hombro de Guillermo, desconsolada y con mucho arrepentimiento de no haber sido más determinada a la hora de impedir que sus amigos fueran a aquel orfanato. Y es que ambos le harían mucha falta, en especial Lucas, de quien siempre estuvo enamorada en secreto, y ahora le dolía aún más su partida teniendo tanto por vivir como ella.

—Todo va a estar bien, Flor —le dijo Guillermo admirándola y limpiando sus lágrimas con suaves caricias—. Todo va a estar bien.


***

Debajo de ellos la preocupación se cernía en la cocina entre Lorenzo y su madre, quien daba vueltas de un lado a otro sin darse cuenta siquiera de lo que estaba haciendo.

Mamma, calmati, lo risolveremo —dijo Lorenzo.

Non, figlio. É che mi sento in culpa —confesó Alicia, sintiendo un verdadero remordimiento de haberlos dejado ir solos por ahí a Lucas y sus amigos—. Se io fossi stato más attenta, nada di tutto questo hubiese successo.

Non avevo modo di saperlo, mamma. Tú non sei culpable per niente. Tu non sei sua madre.

—Ma ora i genitori non hanno modo di pagare il funerale di Lucas —aseguraba Alicia entre lágrimas.

Lorenzo rápidamente la abrazó, intentaba contenerla, pero a pesar de saber que ella no tenía la culpa de lo que aquellos adolescentes decidieran hacer y dónde meterse, también entendía su sentimiento de culpa. Y es que los vio nacer y crecer en aquella pensión. Ya nada volvería a ser igual.

Sombras en la noche (#SdV 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora