Capítulo 38 - Las dos caras del mal

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El día tan esperado había llegado. Los gorriones cantaban al son del sol que se asomaba tímidamente en aquella mañana de otoño mientras un gran escenario se cernía a los pies del colosal Palacio Legislativo. Aquel que se encontraba a la redonda de grandes esquinas de la ciudad, y que estaban siendo colmadas para el gran discurso del Senador Ferreira. Tenían muchas expectativas de su anuncio triunfal frente a decenas de espectadores que a pesar del frío ondeaban su bandera política en apoyo a Manuel. No estaba la gran cantidad de personas que hubiese querido, pero eran suficientes para él. Sobre todo la prensa que preparaba sus enormes cámaras para cubrir el momento de su revelación. Todo estaba listo, y él también.

Manuel no se hizo esperar más e irrumpió en el escenario ondeando sus manos al saludar a todos los presentes que se mostraban eufóricos al verlo. Los cánticos políticos no se hicieron esperar, pero la palabra de él aún menos. Preparando su mejor vozarrón para dirigirse a sus seguidores, comenzó su discurso.

—Gracias a todos por venir. Sé que es un esfuerzo grande levantarse temprano con el frío que hace y la neblina que se ve allá al horizonte, pero agradezco mucho a los que están hoy aquí presentes para escuchar la noticia que tengo para darles —comenzó diciendo con una sonrisa que expresaba orgullo—. Pero antes de darla, quiero que hagamos un repaso de las cosas que han estado sucediendo en el mundo recientemente, y a las cuales Uruguay como la república que es se opone rotundamente. Nuestra lucha aún no ha terminado. A pesar que la guerra en Alemania se ha terminado, y que los rusos y americanos pudieron contra los nazis, Europa sigue enfrentando una crisis, y a la que reitero que toda la fuerza política uruguaya debería pronunciarse en contra. ¡Todos tenemos que alzar la voz contra los atropellos que se están llevando a cabo a manos de dictadores sin escrúpulos en Europa! —bramó con gran ímpetu mientras la multitud aplaudía aprobando sus palabras—. El mundo está sufriendo un gran cambio, y las cosas no van a volver a ser igual. Se vienen tiempos difíciles, y es hora de que Uruguay dé el ejemplo a nivel internacional, y se declare en contra de los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo en Europa. Que nos dejemos solamente de discursitos tirados al aire y vayamos a la acción. Porque la guerra no ha terminado. Así es, la guerra no terminó. La guerra contra el mal sigue. La maldad sigue en el poder en Europa y parece que el mundo hace la vista gorda a lo que está ocurriendo. ¿Y por qué les digo todo esto? Porque me ha tocado de cerca lo que ha estado pasando en España. La guerra contra el franquismo sigue allá, y no podemos obviarla —Manuel hizo una pausa para tomar un poco de agua mientras el público lo miraba expectante a lo próximo que iba a decir—. ¿Y por qué les estoy diciendo esto? Porque tengo a alguien muy amado por mí, que fue víctima de las vejaciones de ese régimen que viola los derechos de las personas. Una persona que creía muerta, y que volvió a aparecer en mi vida, y en la vida de nuestra familia pidiendo por auxilio. Pidiendo que Uruguay la ampare... ella es... ¡Josefina Ortiz!

Todos quedaron paralizados al ver entrar a Josefina junto a sus dos hijos, Martina y Mateo, quienes de mala manera se estaban prestando también al circo mediático ideado por su padre.

Pero quienes no quedaron para nada sorprendidos al verla fueron Simón y Clara, quienes se encontraban entre la multitud tal y como habían prometido.

—Ahí está la desgraciada —dijo Clara.

—Tremendo circo se armaron estos dos —respondió Simón con una sonrisa burlona.

—Dame el arma —le pidió Clara mientras intentaba quitársela del bolsillo a su hijo.

—¡Espere, madre! ¡¿Qué hace?! ¡Está loca?!

—Voy a pegarle un tiro desde acá. Dámela —le exigió Clara.

—¿En medio de toda esta gente? ¡¿Usted se volvió loca?! Puede ir presa.

—Ya lo estuve añares atrapada en ese cuadro sin poder hacer nada, Simón. No hay peor prisión que esa —le aseguró ella—. Esperé por este momento durante mucho tiempo, y no voy a perder la oportunidad.

Sombras en la noche (#SdV 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora