Capítulo 13 - Barco a la deriva

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Las lágrimas de Lucía caían a la inmensidad del mar que se erguía entre galopes sobre las rocas del Río de la Plata para juntarse con su llanto y llevarse su tristeza lejos donde ella no pudiera alcanzarla. La rambla estaba desolada ante el clima frío y ventoso de aquel día, pero era el único lugar que apaciguaba el dolor contenido por Lucía, y del que Lorenzo estaba siendo testigo en silencio, hasta que luego de un largo rato de no decir ni una palabra, se atrevió a romper esa barrera que los estaba separando.

—¿Qué piensa, signorina? —preguntó él al ver que ella veía al horizonte desde que llegaron.

—En lo que me había dicho... del barco de papel —respondió ella sollozando.

—¿Y qué opina?

—Que me siento como uno... sin rumbo, a la deriva, y que cada día está siendo aplastado por alguien más. Va a llegar el momento en que termine ahogada como esas rocas que son tapadas por las olas.

Ma ellas sempre tornano a la superficie, mire.

—No sé si vaya a ser mi caso.

—Lo será —le aseguró tomando su mano, la cual aún temblaba de la crisis de angustia que había vivido—. Cosa è successo allá arriba? Usted volvió diferente.

—Mi padre... fue muy duro verlo así.

—¿Solo eso? Io sentí gritos.

—¿Qué pudo sentir?

—Bastante.

—Si le digo la verdad, va a dejar de hablarme.

—Nunca, Lucía. Cuénteme, ¿qué pasó?

Ella suspiró armándose de valor para contar lo que hasta ahora se había estado guardando en lo más profundo de sus recuerdos, pero que necesitaba sacar como una astilla que dolía en el corazón.

—Mi padre está en una especie de coma por mi culpa —comenzó diciendo—. Yo le provoqué un ataque al corazón y de milagro sigue vivo, pero desde que huí de casa no ha vuelto a despertar.

Mi dispiace molto, Lucía. Ma... perché dici che è stata culpa tua?

—Porque lo defraudé como hija. Por eso es culpa mía —confesó echándose a llorar—. Creí en las promesas de un hombre que me traicionó... que me abandonó cuando supo que estaba embarazada, y fuera del matrimonio que mis padres querían para mi vida.

Lorenzo no sabía qué decir, pero entendía la carga de lo que estaba pasando.

Mi dispiace tanto che tu abbia tenido che affrontare tutto questo —dijo él tratando de acompañarla en su dolor—. Ma... ¿dónde está tuo figlio?

—Él murió apenas nació... me lo mataron, y todavía no sé por qué. Todo eso me hizo querer huir de esa casa, de esa vida, y buscar refugio en cualquier otro lado para tratar de olvidar. Pero el pasado me persigue, Lorenzo. No sé cómo dejar atrás todo esto, toda esta culpa que mi madre siempre que me ve se encarga en echarme en cara que todo es mi culpa, queriendo echar más sal a la herida. Sé que fue mi culpa, pero en vez de apoyarme parece disfrutar verme hundida en la mierda.

—Los padres possono ser un poco difficili, siento mucho tutto ciò che sta aconteciendo. Usted sei una guerriera per affrontare tutto questo. Non è affatto culpa tua. Nada di tutto questo lo è. Usted se confió di un figlio di puttana, e acabó siendo vittima di un sistema in cui la mujer sempre perde. Sua mamma creció in quelle sistema, por eso ella pensi así. Non incolpare más, Lucía. Per favore —Lorenzo la abrazó tan fuerte como para sostener su llanto desconsolado que buscaba un abrazo desde que toda esa tragedia ocurrió. Él podía estar así todo el tiempo del mundo que hiciera falta para sanar las heridas de su alma.

Sombras en la noche (#SdV 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora