Clara no había podido dormir nada aquella noche. El sol apenas se asomaba como un diminuto rayo de esperanza por uno de los huecos de la pared. Aunque a decir verdad, la esperanza ya la había perdido. Su mundo se había desmoronado en tan solo una noche. Aquello por lo que tanto había esperado se escurrió como agua por sus dedos dejándola sola, vacía y encerrada una vez más, repitiendo la misma historia de hacía décadas atrás, donde el mismo verdugo la mantenía cautiva de la vida que alguna vez le robó.
Aquel instante en que vio entrar a Nora por la puerta parecía un dejavú del destino; una escena que vió pasar frente a sus ojos una y mil veces. Su sonrisa burlona y siniestra era inconfundible así cambiara de rostro tantas veces como le fuera posible. La esencia maligna de aquella mujer brotaba por cada poro de su ser.
—¡Buenos días, bella durmiente! ¡Qué caripela tenés, eh! Veo que no dormiste muy bien —señaló Nora acercándose a ella como una hiena saboreando a su presa. Clara no tenía fuerzas ni ganas de responder—. Espero que te acostubres a tu nuevo hogar... no es un cinco estrellas como a los que estabas acostumbradas pero bueno... al menos tenés suerte de seguir con vida. Tenés que agradecerle mucho al pendejo ese que está enamorado de vos —Clara seguía sin responder, con la vista perdida, prácticamente ignorante sus palabras insolentes—. ¿No vas a hablar? Tan altiva que eras... ¿dónde está tu soberbia de antes?
—Dejame tranquila —pidió Clara casi arrastrando las palabras.
—¿Y por qué tendría que hacer eso? Después de todo lo que intentaste hacernos la verdad que la estás sacando muy barata —Nora se agachó frente a ella para mirarla a los ojos—. Porque si fuera por mí, estarías veinte metros bajo tierra desde hace rato. Tenés suerte de que tu príncipe azul te salvó la vida, y que mi hijo tiene un pacto con él, al menos por ahora... pero no hay ninguna condición que me diga que no puedo darte el trato que te merecés —Nora sacó un cuchillo de entre sus manos mientras sonreía desquiciadamente. De un segundo a otro comenzó a pasar el cuchillo por el rostro de su víctima, como si estuviera decidiendo por dónde comenzar a hacerle el mayor daño posible—. Tengo que confesar que te conseguiste un mejor cuerpo esta vez, aunque se nota que las dos volvimos en el cuerpo de unas pordioseras, pero a vos te favoreció —Nora comenzaba a rozar el cuchillo alrededor del único ojo que le quedaba a Clara, y se le ocurrió la manera perfecta de hacerla sufrir—. El trato es que no te mate, pero nadie me dijo que no te puedo quitar el único ojito que te queda. Quiero ver si el tal Guillermo te sigue queriendo después que quedes convertida en un monstruo ciego y sin ojos.
—Hacé lo que quieras, ya no me importa —le respondió Clara con total resignación.
—¿Qué pasa? ¿Tan rápido te das por vencida, pedazo de estúpida? —bramó Nora con indignación.
—Me lo quitaron todo —dijo Clara con la vista perdida—. Mi vida, mi libertad, mi juventud... mi hijo, y hasta mis ganas de seguir. Se robaron todo.
—¡Ay, pobrecita! Creo que se me está escapando una lágrima... —se burló Nora. Aquella mujer no tenía el mínimo atisbo de compasión—, no nos eches la culpa de tus propias decisiones. Fuiste vos que te metiste a nuestras vidas, fuiste vos la que quisiste volver a cometer el mismo error dos veces. Fuiste vos la que metió a tu hijo en esto, y fuiste vos quien en definitiva lo mató.
—No... —murmuró Clara con ganas de llorar.
—Sí. Fue así. Nada de esto hubiese pasado si te hubieses apartado cuando tenías que hacerlo. Así que no te hagas ahora la carmelita descalza, y la sufrida porque te recuerdo que vos y yo no somos muy diferentes. Las dos tenemos el alma podrida.
—Jamás sería igual que vos —respondió Clara llena de odio.
—Lo sos. Metiste a muchas personas en un quilombo que era tuyo. Robaste el cuerpo de alguien inocente... la sometiste a una tortura terrible con tal de cumplir un capricho absurdo. ¿Querías matarme? Mirá en qué terminó todo tu jueguito. Vos misma te lo buscaste, querida.
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Sombras en la noche (#SdV 2)
HorrorDeberías creer en aquello que se oculta en las sombras Queriendo dejar un terrible pasado atrás, Lucía decide tomar un nuevo rumbo a su vida comenzando desde cero. Es así que llega a la enorme casona de la excéntrica familia Ferreira como niñera de...