Capítulo 37 - El plan perfecto

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Pasado del mediodía Lorenzo llegó al conventillo y vio a varias personas reunidas en el patio con caras de preocupación. Temía que algo malo hubiese sucedido.

Quello che è successo? —le preguntó a un señor—. Perché sono tutti aqui?

—Se la llevaron a doña Cristina al hospital. Su hija intentó matarla.

—¿Florencia? —el hombre asintió—. È impossibile, ella non haría eso.

—Florencia ha estado rara últimamente. Parece que fue poseída por el demonio.

Lorenzo no entendía nada. Florencia no sería capaz de hacer algo así contra sus propios padres, pero juzgando las cosas que ha tenido que vivir últimamente en la casa de los Ferreira —donde se ha tenido que enfrentar cara a cara con el demonio— no le sorprendería que la maldición se hubiese extendido más allá de los grises confíneres de aquella casa.

Justo cuando Lorenzo intentaba explicarse a sí mismo lo que estaba sucediendo llegó Guillermo envuelto en furia.

—¡Guillermo! Espera, per favore —Lorenzo corrió hacia él—. Stai bene?

—Sí, es que... han sucedido varias cosas, como te habrás enterado supongo —Guillermo intentó ocultar su rabia frente a él.

—Sí, ya me enteré. Com'è che Florencia è posseduta por el diavolo?

—Sí, definitivamente está poseída por un demonio carroñero —le dijo Guillermo con rabia al recordar a la traidora de Clara—. Su madre intentó exorcizarla y ella la intentó matar. Ahora está desaparecida.

Mio Dio! Hay que encontrarla —propuso Lorenzo.

—Sí... por eso te pido que me lleves hoy a la casa de Ferreira. Sé que tenés turno en la noche.

Perché vas andare con Ferreira? —Lorenzo no entendía el pedido de Guillermo.

—Con la influencia que él tiene nos puede ayudar a dar con una adolescente desaparecida, además él te conoce a vos, a Lucía, vino al funeral de Lucas y está ligado de alguna forma a nosotros. Capaz nos puede ayudar —Lorenzo se notaba indeciso—. ¡Dale, haceme la gauchada!

Va bene, va bene. Deja que io parlo con él.

—¡No! —respondió Guillermo—. Es mejor que lo haga yo que soy su mejor amigo, además a un gurí como yo le va a tener más lástima y supongo que me hará caso. Dejame hacerlo a mí, porfa.

Va bene, Guillermo. Ma ti advierto che è un hombre difficile —le dijo Lorenzo.

—Tranqui, si veo que no puedo te pido ayuda. Gracias por ésta, te la debo.

Guillermo ya había accionado el primer paso de su plan, y si todo salía conforme al plan, pronto volvería a tomar al toro por los cuernos.

Por lo que preparó su discurso durante todo el resto del día. Tenía ensayada cada palabra que le diría a Ferreira. Guillermo nunca daba un paso en falso, y ahora menos que nunca podía permitirse un fallo. Nadie sospechaba de sus oscuras intenciones, siquiera Lorenzo que podría ser el más desconfiado, sin embargo allí estaba, llevándolo a la guarida de su jefe en cuanto la noche cayó.

Guillermo se quedó deslumbrado con la mansión Ferreira. Sus grandes sauces y el antiquísimo lujo que se veía por dentro. Nunca había estado en un lugar así. Incluso le parecía un hogar más lindo que el de Simón, a quien odiaba con todas sus fuerzas después de lo que le hizo.

—Espera aquí —le ordenó Lorenzo—. Non dire che conosco Lucia, per favore.

—¿Por qué? ¿No sabe que la conocés?

Sombras en la noche (#SdV 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora