Capítulo 11.

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<<Ya me cansé de que todo lo que amo se aburre, se aleja, se muere o me teme. Es por eso que uno se vuelve selectivo, solitario y arrogante>>.

{Elena Poe}.

LALISA MANOBAL.

Para mí se volvió mucho mas fácil el no tener que contarle a todo el mundo lo que hacía en el momento de salir de la universidad. No le tenía que contar a mis padres, por lo mismo tanto, era un alivio, mi hermano sabía y estuvo una semana completa cubriéndome. Este siempre ponía de excusa <<en los días que no tenía universidad>> el que iba a salir conmigo para X lugar.

De Jungkook no sé que decir, en realidad, lo único que he sabido de él esta semana ha sido que ha venido dos veces a la casa cuando no estoy; no me preocupé en llamarlo tampoco, aunque su número seguía guardado en mi mochila. Tenía el leve presentimiento que al mi madre no verlo todos estos días, de momento me lo traería de sorpresa, la conozco, sé que lo hará.

—¿Este color te gusta, Lisa? —me preguntó aquella mujer sofisticada y llena de glamour. Aunque aquí entre nosotros, no era mas que una clasista que quería verse bien delante de todo el mundo.

—El azul marino quedaría bien, madre —seguí zapeando el televisor de la sal. Me encontraba sumamente aburrida y no me quedaba de otra que estar en la casa escuchando a mi madre hablar de fiestas <<de las cuales ella era la organizadora>>.

—Yo digo que el rosado pastel queda mucho mejor —la miré de reojo.

—Si vas a elegir el que te dé la gana, ¿para que me andas pidiendo opinión? —chisté.

—¿Quieres dejar de ser una maleducada por solo un minuto, Lisa? dios, es que no entiendo porque saliste así, tu padre y yo creímos haberte criado bien.

Sonreí con ironía, —Creyeron.

—¿Cómo va todo con Jungkook? ¿Has hablado con él?

Señor, haz que la tierra me trague y no me escupa jamás.

—No, no he tenido intención de hablar con él —respondí, sincera.

Ella dejó caer la revista de golpe sobre su regazo. Adivinen.

—¡No entiendo porque no puedes ponerte seria por una vez en tu vida. Es un buen partido, Lisa!

¿Lograron adivinar?

Dejé el control a un lado y me senté bien en el mueble.

—¿Quieres casarme? perfecto, pero ten la pu... —corte. Repitamos—. Pura decencia —mejor. Sigamos—. De por lo menos dejarme conocer con quien me voy a casar —me puse de pie, grandemente enojada.

—¿Quieres vivir toda tu vida solterona? yo quiero lo mejor para ti —me detuve a medio caminar.

Me di la vuelta de golpe.

—¡No, tú quieres elegir lo que sea mejor para ti! yo no me quiero casar, porque no estoy enamorada.

—El amor viene con el tiempo. Cuando descubras...

—Eso es mentira —le puse fin a sus palabras—. No vas a poder elegir de quien me enamoro porque así no funciona. Entiéndelo de una vez; querer mandar en el corazón es como querer mandar en el universo; y es total y verdaderamente absurdo, madre.

—Te vas a casar, vas a formar una familia y le servirás a tu esposo —dijo, como si en mi mente esos fueran los planes.

—¡No quiero! —voceé.

Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora