Capítulo 30.

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<<Entonces te das cuenta, que no es quién te mueve el piso, sino quién te centra. No es quién te robe el corazón, sino quién te hace sentir que lo tienes de vuelta>>.

{Mario Benedetti}.

LALISA MANOBAL.

—Amo la idea de verte bailar —Jungkook entraba conmigo a la academia de baile—. Soy tan tieso, creo que tú me podrías enseñar a moverme.

—Se me da mal lo de ser profesora, no creo que quieras aprender conmigo —sonreí.

Jungkook fijó su mirada al frente y frunció el ceño con tedio.

—¿Esa de no es la Señora Kim? —mi cuello creo que hasta tronó de la rápido que lo giré.

—Es ella.

¿Pero que hacía aquí? Era extraño, ella no bailaba, jamás creí verla hablar tan animadamente con los chicos, los cuales parecían estarle pidiendo consejos sobre algo. Jungkook parecía irritado pero lo supo ocultar muy bien dedicándome una sonrisa cegadora. Enarqué una ceja hacia la empresaria y me sentí sumamente orgullosa; estaba mostrándome un lado nuevo, no a mí en sí, pero yo lo estaba viendo. Me acerqué a ella a paso rapido y la soprendí por detrás.

—Oh, hola, Lisa —se acercó y me abrazo. Me quedé con las manos al aire—. Creí que tardarías más.

Y ustedes se preguntaran, ¿qué pasó aquel día en su casa?

Y es que no pasó mucho, solo hablamos, sí, hablamos. Hablamos de su pasado, de como era su padre, de como la consentía, de como la trataba. Era una gran persona; y tuve una idea de porqué Jennie actuaba como actuaba y es que, cuando su padre falleció, su mundo pareció caerse, los gritos y desprecios de su madre se habían transformado en su día a día.

Ella le echa la culpa de la muerta de su padre a su madre, le echa toda la responsabilidad y es algo que no puede superar. Cada vez que la ve, su rostro se descompone y no puede no detestarla. Y es que siempre recibió de su padre todo el apoyo que nunca tuvo de su madre. Su historia me conmovió, pero no me dio lastima, más bien me hizo sentirme orgullosa de aquella hermosa mujer; era fuerte, a pesar de haber encontrado a su padre muerto y todo lleno de sangre con una bala en la cabeza.

Es algo que yo en mi vida hubiese podido superar, pero ella sí, ella lo superó... o mejor dicho, aprendió a vivir con ello, aprendió a sentirse viva con ello, y cuando me dijo que su padre le había prometido enviarle un ángel, quise creer que yo fui ese ángel, porque llegaría a su corazón, haría lo que sea para que ella no se sienta infeliz a mí lado aunque eso conlleve a dejar a mis padres atrás.

En su momento, lo único que pude hacer fue abrazarla, dejar que descanse su cuerpo sobre el mío y que escuche el latido mi corazón y que viera lo rápido que late por ella, con el solo sentir de su cuerpo, con el toque de su mano. Con sus labios sobre los míos, ese momento se resumió mas a contarnos nuestros miedos que a otra cosa. La conocí mas, ella me permitió hacerlo, dijo que era lo mas cercano que tenía a su padre y es que, ella se siente como en casa conmigo. Me permitió abrir esa brecha y entrar, ella me dio esa ventaja y no quería desperdiciarla.

Me convertí en una amiga, sí, pero esperaba ganarme el ser algo más. Unas amigas que se dan besos en la boca, es curioso. También descubrí que desarrollo el fumar cuando está nerviosa y no sabe como explicar lo que siente, que no suele hacerlo con tanta frecuencia, pero que antes podía fumarse hasta dos cajas de cigarrillos en dos días. Pero que es fue dismuyendo, que no sabe porqué, pero que todo eso se calmó.

—No, pero que gusto encontrarte aquí —mi sonrisa era pequeña, pero era de esas sonrisas bobas—. Estás hermosa hoy.

La comisura de su labio se elevó, —Gracias.

Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora