Epílogo.

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<<Más que besarla, más que acostarnos juntos; más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano, y eso era amor".

{Mario Benedetti}.

LALISA MANOBAL.

Dos años después.

—Jennie, ya sal, quiero saber el resultado —dije, sentada al lado de la puerta jugando con mis sandalias—. Llevas media hora ahí metida, yo también seré madre de ese bebé.

Me quejé. Habíamos intentado esto por cuatro meses. Obvio, todo esto toma su tiempo y viene siendo un proceso un poco más largo; Jennie al princpio tuvo miedo pero cuando supo que después de esto, tendría a un pequeño, su emoción creció significativamente.

Las idas al psicólogo no habían hecho sino mejorar, ambas estábamos más que bien, y la relación no podía ir mejor, después de todo, mi trabajo me tomaba tiempo pero sabía distribuirlo para que a ella no le faltara mi afecto y cariño.

De vez en cuando dejaba un tiempo la empresa y me acompañaba, Jisoo se ofreció a ayudarla dentro de esta. Su bebé era una monada, y Jennie se convirtió como en su segunda madre. Había mucho cariño departe de los dos.

Bambam seguía estudiando lo que a él le gustaba y ahora contaba con más apoyo y más motivación. Viajó por un mes a Tailandia y conoció a una chica muy guapa la cual no hizo sino enamorarlo, incluso, ella viajó para así poder vivir aquí con él, pero eso fue después de un año. Ambos se sentían inseguros pero no había nada que no se pudiera, y hasta el día de hoy lo intentan.

Rosé seguía trabajando conmigo, pero tenía asuntos aparte, ella había conseguido una cita con alguien, nadie sabía quien era, decía que era un secreto que no podía revelar hasta un tiempo en donde todos aceptemos eso. Ella estaba bien, le gustaba lo que hacía.

Jungkook pues pasó de ser mi caso esposo, a comprometerse con un chico; cuando lo dijo no pude de la sorpresa, y han pasado los meses y sigo sin poder creermelo. Jennie dice que le daba Vibes de eso, que era muy Bottom para ser heterosexual, y si me pongo a pensarlo bien, tiene razón.

Y yo estaba aquí, esperando la más ansiada noticia. Inflé mis mejillas y dejé caer mi cabeza hacia atrás.

—Jennie... amor.... bebé.... cariño —gimoteé—. Ya, por favor, no me tengas así.

La puerta se abrió tomándome de sorpresa, me paré rápidamente y me quedé mirándola.

—¡Lo hicimos! —gritó.

Mis ojos se abrieron como platos, —¿Lo hicimos? ¿Se logró?

Saltó hacia mí para abrazarme. Enterró su cara en mi cuello y lloró ahí.

—Dios mío... —musitó.

—Lo hicimos, vamos a ser madres —dije sin creérmelo. Jennie se alejó un poco y me enseñó la prueba de embarazo—. Tú y yo... un bebé... seremos madres.

—Por fin, lo logramos, amor, lo logramos.

***

19 Semanas de embarazo.

—Tengo hambre, Lisa.

—¿Hambre? pero si acabas de comer hace no más de tres minutos.

—Pero tengo hambre —hizo un puchero.

Me paré de la cama, —Bien, ¿qué quieres ahora?

—Camarones, quiero arroz, ah, y que este tenga maíz... —fruncí el ceño mientras apuntaba en mi libreta de los antojos—. No, camarones no, se me quitaron las ganas. Mejor que sea pulpo —hice una mueca—. No, es que eso no es lo que quiero, tiene que ser un sabor similar...

Tiene mucha suerte de que la amo y de que amo a mi bebé. Porque estos antojos no son normales.

23 Semanas de embarazo.

—La ropa amarilla es mejor.

—Ambas sabemos que el azul es mucho mejor.

La chica de la tienda se nos quedaba mirando.

—Bueno, mitad y mitad, estos baberos estan hermosos, y estos biberones —los levanté con una sonrisa.

—Están muy lindos, pero no tiene que ser rosado necesariamente, no creo que porque sea niña obligatoriamente tenga que llevar ese color —opinó Jennie.

—Ya sabía yo que sería niña, esos antojos no eran normales.

—¿Cuál de todos? ¿La comida en la madrugada o el sexo a las cinco de la madrugada? —se me cayó la cara de la vergüenza, a esta no le daba nada de pena hablar de esos temas frente a las personas. Pero la vendedora estaba literalmente a nuestra par.

—Ay, Jesús.

24 Semanas de Embarazo.

—Me gusta tu pancita, se ve tan hermosa. Eres perfecta —besé aquella con delicadeza mientras le daba pequeñas caricias.

—Te va a amar —dijo Jennie con una sonrisa—. Tanto como te ama la mamá.

Escalé hasta que estuve cerca de los labios de Jennie.

—Yo también te amo. Las amo a las dos, son hermosas, aunque esta pequeña todavía no sale, ten por seguro que sera la niña más amada del mundo —besé los labios de Jennie con amor—. Te amo.

—¿Con todo y esta panza? ¿Con todo y antojos? ¿Con todo y mañas? ¿Con...?

Reí, —Sí, amor, con todo eso. Porque cuando me enamoré de ti, me enamoré de tus defectos, no de tus virtudes, y ahí sí que me amarraste en serio.

—¿Para siempre?

—Hasta que nos hagamos viejita y nos arruguemos como pasa —sonrió—. Y así es como se mezcla la fresa con el cigarrillo.

FIN.

Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora