<<Supongo que el único momento en que la mayoría de gente piensa en la injusticia, es cuando le sucede a ellos>>.
{Charles Bukowski}.
LALISA MANOBAL.
Entré a la oficina y me empapé del olor a cigarrillo que había en esta. Entrecerré los ojos hacia la mujer de pelo castaño la cual se sentó en su silla giratoria y me dio el frente con los brazos cruzados. Inflé mis mejillas y me tome el tiempo de pegarle un repado al lugar; era un sitio grande, muebles finos de piel negra, unos ventanales hermosos y brillosos, un escritorio muy fino gris el cual daba la vuelta cual L. Cuadros enormes, adornaban la pared negra que se encontraba de fondo, había una pared de piedra, la cual se encontraba perfectamente adornada por una estantería repleta de libros.
Todo era extremadamente pulcro, no había sucio, migajas, se podía decir que es la oficina mas limpia que he visto en mi vida. El olor a cigarrillo mezclado con su perfume le daba ese toque de que... es ella la dueña de esto, sinceramente, no creí que fuera de las que fumara, pero que sorpresa me lleve.
—Bonita oficina —elogié.
—¿Viniste para ver mi oficina o para hablar conmigo? —tomó su portátil y la abrió, sin siquiera dirigirme la mirada, mostrándose con total desinterés.
Me quedé parada frente a ella, —En realidad, solo pasé a pedirle perdón, las flores serían parte del espectáculo, pero me hizo regalarlas.
Subió un poco la mirada. Esa mirada gatuna, dios, sí que era hermosa. Sus ojos simplemente eran la octava maravilla del mundo. Enterré mis labios entre mis dientes para evitar soltar algo y que me mande a volar.
—¿Sólo a pedirme disculpas? —preguntó, pero sentí como si quisiese que hubiera venido para algo más.
Me encogí de hombros, —Sí, ¿quería mas? —enarqué una ceja.
Cerró su portátil, —Sí fue a eso que viniste, no acepto tus disculpas —habló, ignorando por completo mi pregunta—. Ahí está la puerta, conoces el camino y si no, pues te... arréglatelas.
¿En serio creía que me iría?
Me acerqué a la estantería y tomé un libro entre mis manos.
—Cumbres borrascosas —leí en voz baja—. Me gusta —le dije.
—Deja eso, no seas maleducada y vete —señaló hacia la puerta.
—Le vine a pedir disculpas —dejé el libro donde estaba y tomé otro.
—Y yo te dije que no las acepto. No pongas mano, niña —me regaña cuando tomó tres libros en mis brazos.
—El cuervo, Edgar Allan Poe —sonreí—. ¿Cómo le hace para tener estos libros tan bien cuidados?
Suspiró, —No te importa. Lárgate —me volvió a echar.
—¿Sabe? yo jamás pude terminar un libro, me daba mucha pereza —conté.
—No me importa. Vuelvo y repito: vete —ordenó.
Volví a poner los libros en su lugar y me giré hacia ella. Su ceño estaba fruncido y tenía un gesto incómodo.
—¿Tanto me odia como para no aceptar mis disculpas? —vale, no negaré que me sentía despreciada—. Solo quiero que me perdone. Sé que me equivoqué, usted solo quería brindarme una ayuda...
—¡No! —prácticamente gritó—. Yo no quería ayudarte. No me pidas perdón, deja de comportarte así conmigo.
—¿Así cómo?
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Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)
RomanceJennie Kim es una mujer la cual es una empresaria muy conocida, una mujer que tiene un mundo bajo sus pies, una mujer digna que está esperando el momento correcto para poder casarse y formar la familia perfecta. Lo difícil está en que es fría y reca...