Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)

Capítulo 9.

<<Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para el que tiene corazón>>.

{Gabriel García Márquez}.

JENNIE KIM.

Tiré mi cartera en el mueble de la sala, me encontraba refunfuñando, me encontraba enojada y apunto de romper todos los malditos cuadros de mi penthouse.

—Niña insolente, ¿quién se cree que es? mi empresaria, dice —bufé—. Ella todavía no sabe quien soy yo, estúpida.

Fui a mi esquina, en donde colocaba todos los tragos de alcohol. Tomé un vaso de cristal y lo llené de hielo, me serví Whisky, porque sentía que quería explotar. Me trata como si yo no fuese nada, es que es una idiota. Me tomé el liquido del vaso y lo dejé de golpe sobre la mesa. No sé porque la ayudo, no sé porque le doy aventones hasta su casa.

Me dejo caer en mi enorme mueble, sacándome los tacones de una patada, suspiro y me llevo las manos a la cara. Huele a fresas y ese olor permanece en mi coche hasta que yo llego con mi perfume y ni así se va, es como algo tan fuerte. Pareciera que está siempre sentada a mi lado, como si ella se fuera, pero su... no sé, esencia quedará. Como se me queda mirando cuando conduzco y ella cree que no me doy cuenta. Es una niña tonta.

<<pero linda>>.

Creo que no debo ayudarla mas, me estoy tropezando de mas con aquella chiquilla y puede traerme un problema, no debe tener mas de diecisiete años. El timbre de mi penthouse suena, sacudiendo mis pensamientos. Me pongo de pie con vagues y abro la puerta, ahí está él. Resoplé. Me senté, y este entró detrás, se me quedó mirando sobre sus pestañas, rodeé los ojos.

—¿Qué quieres Kai? —pregunté desde donde estaba.

Kim Jong-in: hombre sumamente alto, pelo negro, ojos azules, un tipo playboy el cual podría ser perfectamente el modelo perfecto para la portada perfecta y la fachada perfecta junto a la empresa perfecta. Pero en vez de eso, le hace de segundas a su padre, el cual es una de mis mas grandes competencias, lo que pasa es que su hijo está detrás mío no desde ahora, no. Su hijo no solo ha intentado enamorarme cuando eramos un poco mas jóvenes, sino que también lo hace ahora. Es solo un hombre que me lleva tres años de diferencia.

No es la primera vez que nos vemos, lo hemos hecho antes, pero no hace falta decir que nuestros encuentros han sido meramente sexual, no hay más. Su intención es estar en una relación conmigo, para expander sus terrenos, cosa que no va a conseguir, porque; Uno... él a mí no me gusta para una relación, mis gustos van mas allá de una cara bonita. Dos... detesto a su padre, se han encargado de siempre dejar mal parada a mi familia, como fue el caso de mis padres, no se detuvo hasta que arruino a mi padre. Tres... no lo veo para una relación duradera.

—No sé, quizá y tú me puedas responder esa pregunta, Jennie —enarqué una ceja algo burlona—. ¿Podemos hablar como dos personas civilizadas?

—Nosotros no hablamos. Yo no hablo, yo follo, duro —me pongo de pie y lo tomó de la corbata con fuerza, jalándolo hacia mí—. Es eso, o te puedes ir por donde viniste.

—Lo sé. Sé que lo tuyo es eso, pero ¿no quieres algo mas serio?

Y aquí vamos de nuevo. Joder, que no hombre, no me interesas. Pensé.

—¿Que quieres? que nos acostemos y hagamos el amor como una maldita pareja de enamorados; porque claro, estamos tan enamorados —dije, sardónica—. Déjate de babosadas.

—¿Cuándo será el día que dejes de jugar y te tomes la vida en serio? tienes que casarte, formar una familia. ¿Eres alérgica al amor?

—¿Que comes que adivinas, hombre? —reí, me dejé caer en el mueble—. Si de eso es lo que vienes a hablar, te invito a salir, Kai.