<<Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena consciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor>>.
{Mario Benedetti}.
JENNIE KIM.
Me le quedo mirando a la rosa que está en agua sobre el escritorio de mi oficina, dejo el lapicero de lado y paso las yemas de mis dedos por los delicados pétalos. Es tan difícil huir de lo que te persigue, de lo que está en tu cabeza la mayoría del tiempo, de lo que sientes que mientras mas pasa; más dentro de ti esta. Es como una estaca que viene de atrás, no sé como explicar esa sensación de querer ser mejor persona por otra persona, pero sencillamente, no hay explicación.
—Señora —mi secreteria entró de golpe a mi oficina, haciendo que aparte la mano de la rosa muy rápidamente y tome el lapicero que estaba sosteniendo.
—¿Qué te he dicho de entrar a sí a mi oficina? —le dije con severidad.
—Lo... lo siento, señora, es que el Señor Kim Jong-in pide el entrar para hablar con usted —me informó con la mirada hacia abajo.
—Sube la mirada, Yeri —esta hace lo que le pido—. Dile que no pase, que me encuentro muy ocupada en unos papeles.
—Sí, Seño...
—¡Tarde! —madre mía, que puto grano en el culo es este hombre—. Retírate, por favor, Yeri. Tengo que hablar con tu jefa.
Esta me pide perdón con la mirada y yo le hago un ademán restándole importancia. Se va cerrando la puerta detras de sí. Le dedico una mirada de desinterés a Kai. Él iba como normalmente lo hacía, traje caro, zapatos caros y bien peinado. No había desaliño departe de su ropa, ni su cabello levemente despeinado por un movimiento, unos zapatos cómodos como los suele lucir Lisa; ¿Que ando buscando yo algo de ella en él? es obvio que no se pueden comparar.
—¿Qué quieres, Kai? —seguí sacando cuentas, no quería darle atención para que se fuera rápido.
—Préstame un poco de tu atención —pidió.
—No puedo, ¿qué no ves lo que estoy haciendo? —me acomodo las gafas de pasta negra.
Kai se tomó el tiempo de darle la vuelta a mi escritorio y colocarse detrás de mí para empezar a besarme el cuello. Suelto un gimoteó. Este sigue besando a pesar de que me estoy quejando y me medio aparto, hago una mueca de asco.
—Basta —lo aparto y vuelvo a mi trabajo.
—No lo hemos hecho en tu oficina, me gustaría hacerlo sobre este escritorio —volvió a buscar mi piel pero esta vez yo tiré el lapicero y me paré de golpe, dejándolo desconcertado—. ¿Que diablos te pasa? tú nunca rechazaste el sexo —me tomó del brazo pero no lo hizo bruscamente, sino que con delicadeza, empezó a besar mi rostro—. Yo siempre te deseo, siempre.
Hice una mueca de disgusto, —No, no quiero —lo volví a alejar y llevé mi mano a mi cabello.
Kai me veía incrédulo, —Tú tienes que estar bromeando —farfulló—. Si a ti mas que nadie te gusta el sexo, ¿por qué no quieres, Jennie? está bien, respeto el que no quieras, pero ¿puedes decirme? ¿Tienes a alguien más?
—No es eso, es que no tengo deseos. No quiero hacerlo en mi oficina, sería muy inmoral —dije de excusa.
—A ti nunca te ha importado eso, tú no eres así, Jennie.
Tiene razón, yo no soy así, he cambiado, es como una ¿maldición? no sé, pero me he convertido en otra persona. Mi personalidad ha cambiado por completo, y todo se debe a ella. Sí, es ella la que ha hecho este cambio en mí y no puedo negarlo, es como si quisiera encajar en sus estándares, me he olvidado de mí misma... o quizá no, tal vez y lo único que necesitaba era a alguien que me saque de la monotonía. Y es que ya no se lo que es bueno y lo que no, solo sé que quiero que siga cambiándome, que me enseñe a ser fuerte siendo débil.
—Siempre he sido así, no sé que te encuentras de raro —volví a mi silla.
—¿Podemos por lo menos hablar?
—¿No lo estábamos haciendo ya?
Se sentó frente a mí.
—Quiero invitarte a una cena, quiero que salgamos como unas personas normales, como dos personas que quieren intentar algo —movió sus manos de un lado a otro.
Fijé mi mirada en él, —Ya te dije que no quiero nada, Kai. No sigas insistiendo.
—Tienes que darme una oportunidad, mira, tú de verdad me gustas. Me gustas mucho Jennie, y quiero intentar algo contigo.
—¿Quieres intentar algo conmigo de verdad?
En sus ojos se instalaron una chispa de esperanza.
—Sin duda alguna, quiero... —me tomó de las manos y sonrió—. Quiero que me des esa oportunidad, sé que puedo hacerte muy feliz —se paró y volvió a colocarse detrás de mí—. Permíteme hacerte feliz —empezó dejando besos regados por todo mi cuello.
Cerré mis ojos y ya no sentía la presencia de Kai a mis espaldas, sino que era otra; una presencia mas dulce, mas femenina, mas deseosa y con unos gestos mas suaves y gentiles. Me paré y di acceso a mi cuello sin darme la vuelta. Esas gentiles manos y esos labios me estaban comiendo a besos.
—Déjate amar —era ella, esa voz, esa sensación—. Sé que tienes miedo pero yo puedo darte todo lo que te mereces.
Me di la vuelta y cuando estaba a punto de besarlo, abrí mis ojos y reaccioné. No era ella, no eran sus manos, no eran sus besos, no era su esencia. No era ella.
—No —lo paré en seco—. No, yo lo siento pero no puedo.
—¿Me aceptas la cita por lo menos? —inquirió.
—Basta.
—Déjame por lo menos intentarlo —me tomó de la barbilla para que lo mirara a los ojos.
—¿Tú quieres sexo? porque si es así, podemos ir a un hotel y...
—¿Ahora me quieres llevar a hoteles? —su mandíbula entró en tensión—. No quiero nada que venga de ti si sientes que lo tienes que hacer por presión.
—No es presión, me dieron ganas de hacerlo —mentí.
—Mientes, no lo hagas mas. Sé sincera conmigo.
—Es lo único que he hecho todo este tiempo y tú pareces no entenderlo, he sido sincera, no me quiero comprometer con nada ni con nadie.
Kai era un hombre algo... difícil de hacer entrar en razón, y no entendía que yo no quería, que a mí no me interesaba tener relación alguna con él.
—Entonces, ¿lo único que quieres es sexo? —bajó la mirada-. Conmigo vas a poder tener mas que eso, te prometo... tiempo; te daré todo el tiempo que tú pidas.
—Kai
—Estaremos juntos, te cortejaré, lo que quieras, pero dame una opotunidad.
—No tendré relaciones sexuales contigo, Kai. Piensa bien lo que me estas ofreciendo.
—Te dije que no me importa, esperaré el que estes cómoda, pero intentémoslo.
¿Estaré haciendo bien?
—Está bien —una sonrisa apareció en su rostro—. Vamos a intentarlo, Kai.
Algo dentro de mí me gritaba que lo que estaba haciendo, no estaba bien, pero no pensé. En ese momento solo creía que si intentaba algo con él, no me pasaría de la raya con Lisa, podríamos ser amigas y sabría respetar la línea y que Lisa no me ponía limites. Pero que equivocada estaba.
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Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)
RomansaJennie Kim es una mujer la cual es una empresaria muy conocida, una mujer que tiene un mundo bajo sus pies, una mujer digna que está esperando el momento correcto para poder casarse y formar la familia perfecta. Lo difícil está en que es fría y reca...