Capítulo 32.

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<<Yo no soy buena compañía; hablar no me sirve de nada. No quiero intercambiar ideas, ni almas. Soy un bloque de piedra que se basta a sí mismo. Quiero Quedarme dentro de ese bloque, sin que nadie me moleste. Soy así desde siempre>>.

{Charles Bukowski}.

JENNIE KIM.

—¡Tengo que hacer que firmen! —le grité a mi empresaria de mala forma—. ¿Por qué no se dejan de babosadas? dios mío, ¿me harán sacar canas?

—Se-señora... sabe que...

—¡Llámalos! necesito ese contrato, lo necesito —me froté la frente—. Es muy importante para la empresa,

—Señora —me volvió a llamar mi secretaria.

—¿Qué, Yeri? ¿Qué diablos quieres? —me dejé caer de golpe en mi silla, exhausta.

—Cerraron el contrato —levanté la cabeza y la miré con un brillo nuevo.

—¿Firmaron?

—Sí, dijeron que es una muy buena inversión —se acercó y depositó los papeles sobre mi mesa, los tomé y leí.

—Que bueno —susurré—. Tráeme un café, por favor, Yeri.

Esta se quedó parada, mirándome con los ojos abiertos de par a par. Enarqué una ceja hacia ella.

—¿Yeri? —chasqueé los dedos—. El café, por favor.

—Eeeh... sí, eso, pero ¿por favor?

—Si no me lo vas a traer...

—Ya, sí, ya voy... —salió de mi oficina casi corriendo.

Volteé los ojos, —Dios mío, que lento están hoy —dije para mí misma. Miré fijamente el papel firmado—. Firmaron —sonreí—. Por fin, papá hubiera estado muy orgulloso de esto.

—¡Jennie! —me llevé la mano al pecho, asustada. Jisoo cerró la puerta detrás de sí con una expresión graciosa—. ¿Me dices por qué tu secretaria me dijo que algo malo te pasaba?

—Aquí no hay respeto ya —revisé con atención lo firmado—. ¿Puedes creer que por fin los Italianos firmaron?

Se sentó frente a mí, —¿Después de seis meses? ¿Qué los hizo cambiar de opinión?

Elevé los hombros, —No tengo ni la mas mínima idea, pero me pone muy contenta.

—Tu manera de demostrar el contento es bien rara, ni siquiera estas sonriendo.

—Porque hay diferentes maneras de hacerlo.

—¿Cómo va todo? —los toques en la puerta la interrumpieron.

—Adelante —Yeri se acercó, dejando mi taza de café sobre mi escritorio—. Gracias —agradecí indiferente.

Ambas se quedaron mirándome con caras asustadas. Jisoo le hizo una seña a Yeri para que se fuera tranquila, en cuanto sintió la puerta cerrarse. Se echó hacia adelante en la silla, y me dio una mirada sospechosa.

—Dices por favor y ahora gracias, ¿Todo bien?

—¿Que de raro tiene eso? es educación —tomé de mi café.

—Ay, Jennie, tú siempre has tenido educación y cortesía, pero nunca has dicho esas dos palabras, eran prohibidas para ti. Mejor cuéntame que está sucediendo.

—¿Qué pasa si te digo que ni yo misma sé que me está sucediendo? —apoyé mis codos sobre mi escritorio—. No siento que estoy actuando como yo misma; no sé que me pasa, pero te juro que siento que es grave y de urgencia.

Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora