Capítulo 37.

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<<No sé si cometo una locura contigo, o si es una locura no cometerla>>.

{Mind Of Brando}.

JENNIE KIM.

Me quedé mirando a la persona que estaba acostada en mi cama, rodeada de mis almohadas con mis sábanas de Satén azules. Me crucé de brazos en el marco de la puerta; me daban temblores inconscientes por momentos, ¿por qué sentía esto? esta sensación, sí, sabía que estaba enamorada de esa chica, pero ¿por qué se siento tanto el miedo de perderla? ella se ve tan indefensa ahí.

Todo lo que hice por levantarle el ánimo, prácticamente follármela, esto todo es una locura. Su celular no ha parado de sonar en todo el día, lo coloqué en la mesa de noche que hay al lado de mi cama para cuando Lisa despierte lo primero que haga sea verlo. Suspiré y cerré mis ojos por unos segundos, unos segundos que me hicieron bien. Me imaginé la de problemas que me traería, o mejor aun, quise imaginarme los problemas que me traerían estar con ella; pero ninguno me importó, porque no habían, esos problemas no existían.

Con Lisa todo estaba bien, con ella no habían incovenientes, podría decir que ella es una de las pocas personas que me daban paz. A papá le hubiera gustado saber que me enamoré y que por fin encontré a la persona que me hace feliz con el sólo respirar. Sonreí de lado y volví la mirada a la cama, donde yacía ese cuerpo delgado, con brazos largos, rostro de ángel, olor a fresas, una sonrisa envidiable; ella es hermosa, es una chica perfecta. Yo no soy perfecta, nuestros momentos lo son, pero yo no, y lo único que hago es dañarlos.

Estaba desnuda debajo de mis sábanas, no lo haría, no sacaría las sábanas, odiaba el pensar que perderían su olor. Odiaba el sólo pensar que algún día la perdería y su olor ya no permanecería conmigo. Me moví hasta la cama y me senté en el lado vacío de esta, me incliné en un codo y besé su mejilla en un acto de valentía; esta se removio y gimió bajito, sonreí esperando que abriera los ojos pero no fue así.

—Lisa —besé en un pico sus labios—. Am... —me paré en seco.

—Termínalo —habló bajito, buscando mi mano pero yo la aparté—. Jennie —abrió sus ojos, estos estaban hinchados de tanto dormir.

—Te llaman —dije refiriéndome a su celular. Lisa se sentó en la cama y buscó su celular, miró la pantalla encendida—. ¿Cuantas llamadas perdidas tienes?

—Demasiadas —suspiró, llevándose las manos a la cara en un acto de frustración—. No quiero contestarles a ninguno, Jennie.

—Tienes que decirles que estás bien, Lili —la tomé del mentón e hice que me mirara, dejé un beso suave—. Vamos, hazlo, por lo menos a tu mejor amiga; ella no te ocultó nada nunca, no me creo justo que hagas eso.

Pareció sopesarlo, —No quiero hacerlo, siento que el solo pensar en contestarle el celular sería decirles que los perdonos.

—Pero no se lo contestaras a tu padre ni hermano, es a tu amiga, ándale. Hazlo.

—No lo sé, Jennie...

—Cámbiate, cuando termines bajas, tú y yo habláremos —me bajé de la cama y justo cuando iba a salir, su voz me detuvo, me di la vuelta par mirarla.

—¿No cambiaras las sábanas de la cama?

—No tengo por qué hacerlo —una sonrisa boba apareció en su rostro—. Termina.

No pasó mucho tiempo cuando esta ya estaba bajando las escaleras de la casa con su ropa y un moño desaliñado. Me rendí ante las vistas que me daba y es que su cuerpo era una obra de arte que debía ser bien admirada; ella me tenía derrotada, ya no lucharía más, ya no podía luchar más, lo que sentía era mucho más grande que cualquier otra cosa, este sentimiento era el mejor de todos. Me remojé los labios y me dirigí a la cocina con ella detrás de mí. Se sentó en uno de los bancos con el celular en sus manos, jugueteaba con este, parecía estar llena de preguntas.

Strawberries And Cigarettes. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora