Capítulo 18 Reencuentros.

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Decidieron que los dejarían descansar, ambos estaban agotados tras la huida, habían recorrido una muy larga distancia en apenas unas horas. El licántropo se negó a salir de la habitación, nadie dijo nada al respeto. A Olivia le habían tratado las heridas, al menos la gran mayoría, algunas eran muy profundas y tendría que terminar de sanarlas por si misma. Sammy se acostó a su lado y la besó en la frente.

-Tengo miedo por ellos.

-Yo también, pero dimos la voz de alarma, la ayuda va en camino.-Ella le rodeó con sus delgados brazos, verla así le partía el alma, pero verla con vida le daba un nuevo sentido a todo.-Oli, por un momento dejé de sentirte, pensé que

-Creo que lo estuve, en algún momento, pero no lo recuerdo.-Dejó que su cabeza descansara sobe el pecho del lobo, que besó su nuca. El pelo estaba carbonizado en algunos puntos, tendría que cortárselo.-No es culpa tuya. Deja de pensar eso. Tú estabas en la misma situación que yo, por mucho que lucháramos, no hubiésemos cambiado nada.

Él sonrió.

-A veces da miedo que sepas todo lo que pienso.-Le besó la sien.-Tenía pánico a perderte, a que te mataran o a que te mataras.

-Deja ese miedo atrás, ahora estamos aquí, a salvo, solo espero que los demás puedan salir de allí también, quiero volver a ver a todos.

Él la miró.

-¿Abajo no estabais todos juntos?

La bruja se quedó en silencio, negó con la cabeza.

-No, cada uno está en una celda, apartados.

-¿Os tienen encarcelados?

Asintió.

-Creen que si nos mantienen juntos podríamos revelarnos. Pero les mostré que ni separada me pueden controlar.

-Ay Oli

Nos llevaron de nuevo al gimnasio, seguí con mi plan, haría lo mismo que todos los días. Aún no estaba segura de que mi hechizo hubiera funcionado o de que el guardia hubiera hecho bien las cosas. Caminó en silencio por el patio, el número de guardias era mayor tras lo sucedido el día anterior. Le vi desde la ventana, me miraba con tanta tristeza que me partía el alma. Quise decirle que todo estaría bien, que escaparíamos, que todo iría bien. Pero ni yo misma lo sabía. El pabellón estaba cada vez más cerca. No sabía si podría aguantar otra vez más la serie de ataquen sin descanso. Pero tenía que aguantar, no por mí, ni por Chris, sino por Theo y Emily, que cada día que pasaba estaban más débiles.

La puerta nos esperaba. Inspiré hondo y La explosión estalló. Miré a mi espalda, y vi el comedor en llamas. Había gritos y un terrible olor a carne quemada. Theo gritó, Emily salió corriendo pero el collar se activó, soltándole una descarga eléctrica. Miré en silencio la situación. Quería salir corriendo como ellos. Pero no podía. Si lo hacía ella volvería activar el mando y se daría cuenta si mi collar no funcionaba.

En el pabellón solo éramos trece, nosotros cuatro, las cuatro brujas con las que pelearíamos hoy, Ethea y cuatro guardias, dos fuera y dos dentro. La bruja me lanzó un Expellere que me lanzó de espaldas al suelo, respiré hondo y me puse en pie de nuevo. A Theo le estaban quitando el oxígeno, mientras que Emily se había dejado caer al suelo, agotada. Las brujas estaban concentradas en nosotros, no miraban a su líder, que parecía un niño pequeño con un coche de juguete nuevo, apretaba botones sin descanso, cada vez que mi collar pitaba, fingía tirarme al suelo y aullaba de dolor. El collar pasó a rojo, estaba apagado y no me mandaba chispazos, fingí ponerme en pie cansada.

Acensio (Mortem 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora