Acensio (Mortem 3)

Capítulo 53 Revelador.

Olivia entró en su cuarto y cerró la puerta a sus espaldas. Emily había decidido quedarse abajo, por lo que hoy tendría la habitación para ella sola. Volvió a leer el mensaje y decidió que era momento de enfrentar el problema de cara.

Estoy en mi cuarto por si quieres hablar.

Se quedó sentada en la silla de su escritorio, esperando en silencio, ni siquiera quiso encender las luces, no quería pensar, no quería hacer nada. Sintió los golpes en la puerta y se levantó pesadamente. Giró el pomo y le vio allí de pie, con una expresión seria que distaba mucho del Sammy al que estaba acostumbrada.

-Pasa.

El licántropo entró y se sentó en la cama. Le tendió una botella de agua y él la aceptó. Bebió un par de tragos y empezó a hablar.

-Olivia, sé que va a ser complicado de entender. Pero lo he estado hablando con los demás y tienen razón. Al principio esto era divertido, porque pasábamos el rato. Pero ¿qué futuro nos espera?

Ella asintió.

-El futuro que nosotros queramos formar, eso siempre es decisión nuestra.

-No es así y lo sabes.

-Vale.

Se quedó de piernas cruzadas mirándole en silencio cómo bebía el contenido completo de la botella.

-¿Algo que quieras decir al respecto?

Ella negó.

-No, la verdad es que no, si es lo que realmente quieres.

-Sí, es lo mejor.

Bebió otro trago.

-¿No hace calor aquí?

-¿Calor?

Ella siguió sin moverse, él se puso en pie y caminó hacia la ventana. Abriéndola de par en par.

-Puede ser por la botella.-Estaba de espaldas, mirando al cielo.

-¿Qué botella? ¿La que he bebido ahora?

Ella asintió.

-Tiene una poción muy curiosa que encontramos Alice y yo en la biblioteca. La verdad es que pensé que no te la tomarías. Pero siempre olvido que eres muy confiado Sammy.

Él se puso en pie, confuso y parcialmente enfurecido.

-¡¿Me has envenenado?!

Ella negó.

-Yo jamás haría eso.

Levantó las manos y enseñó sus muñecas, en ambas tenía runas dibujadas, eran runas celtas que él no podía entender.

-¿Qué es eso?

-Un hechizo, un bloqueador más bien.

-¿Un bloqueador?

Ella asintió.

-Bloquea mis poderes.

Él la miró sin entender.

-Bloquea toda mi magia, es como ser mortal.-Ella se sentó en el marco de la ventana, de espaldas a la noche. Miraba sus muñecas mientras las giraba con cuidado.-Si esto no funciona, no sabré qué mas hacer la verdad.-Le miró con la cabeza parcialmente inclinada.-¿Qué tal llevas la calor?

-Mejor, ha bajado un poco.

-Bien, tampoco quería que te pusieras enfermo. ¿Puedo preguntarte algo?

-Sí, claro Oli.

Ella balanceó sus piernas mientras su pelo corto chocaba contra sus mejillas.

-¿Has comido o bebido algo que te haya dado un desconocido?

-No.

-¿Has estado cerca de alguien que te haya dado mala espina o que te haya rociado algo?

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-Contesta.

-No lo sé.-Estaba confundido.-Estuve últimamente con los chicos y no sé si alguna de las de primero se habrá acercado.

-¿De las de primero?

-Sí, vampiras.

Ella asintió, podría ser una de las nuevas de primero, que se había aburrido y quería fastidiar al resto, pero solo les afectaba a ellas, por lo que igual era un ataque personal. No estaba segura, pero lo investigaría cuando pudiera.

-¿Oli?

-Dime.

-Me encuentro raro

-Se te pasará en un rato, no te preocupes. No te haría daño.

Él asintió.

-Lo sé Oli.

Ella seguía balanceando sus piernas.

-¿Sam?

-¿Sí?

-¿Sigues queriendo cortar conmigo?¿Ya no sientes lo mismo por mí?

Él la miró confundido. Ella seguía mirando las runas que le bloqueaban los poderes. Sabía que algo iba mal, pero no estaba seguro de el qué.

-No lo sé Oli yo

-¿Tienes dudas?

-Es que es como si no sintiera lo mismo que antes incluso es raro, porque siento como si tuviera que odiarte, pero no sé el porqué.

Ella asintió y sonrió.

-Igual me odiarás luego.

-¿De qué hablas?

-Si no sobrevivo, que sepas que te quiero mucho y que nada de esto es tu culpa.-Se acercó a él y le besó. Él la rodeó por la cintura, por primera vez en mucho tiempo la sintió hasta fría. Cosa que tras sacar sus poderes a la luz jamás había pasado. Se apartó ante sus ojos, le rozó la cara con la palma, susurró un te quiero y corrió hacia la ventana. Puso un pie en la mesilla y se propulsó hacia el vacío, su cuerpo giró y lo último que él vio antes de que saliera disparada al vacío, fue sus lágrimas mientras sonreía.