Parte 2

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En orden de valex_pint0 y harumishiii  actualizo esta historia primero que las otras 🤙

Narra Amira:

Todo esto se sentía mal. Fuera de lugar.

Pero no tiene sentido alguno.

¿Por que me afecta tanto si solo se están abrazando?

¿Por que justamente mi hermano tenía que enamorarse de Julieta Madrigal?

¿Por que tenía que ser ella?

¿Que no existen otras chicas en el mundo?

Enserio, no entiendo que me pasa, a penas la conozco, literalmente la llamé "Chuleta" en lugar de su nombre porque no me acordaba.

— ¿Tu estas bien, Amira? - Dijo a punto de sacar algo de su canasta.

— ¿Mhm? Oh si, si, si. Estoy bien, gracias Juli. - Respondí al salir de mis pensamientos y fijarme en esos ojos marrones... Tiene una mirada tan dulce, llena de amor y pareciese cansada en cierto sentido.

— Como digas jeje. Y, ¿que los traía a buscarme antes de caerse?

— Bu-bueno, nosotros, digo– yo... Ósea, quiero decir– - Tuve que interrumpir antes de mi querido hermano la cagase feo.

— Veníamos a ver si necesitabas ayuda con algo y de paso pasar el tiempo juntos, así puedo conocer a la mejor amiga de mi hermano jeje. - Reí algo nerviosa cuando mostró sorpresa en su hermoso rostro.

Ok, tal vez deba dejar de elogiarla así, ya hasta va a parecer que me gusta.

Pero de lógica no se puede, porque ella es una chica y yo también y eso no se puede. ¿Verdad?

— Oh, esta bien, entonces ¿podrían ayudarme con esas canastas de allá? - Señalo con su dedo hacía donde normalmente esta su puesto de "trabajo". - Acabe mi "turno" - Movió sus dedos como pudo y continuó. - Y como es la hora del almuerzo tengo que ir a cocinar en casa. No me sorprendería que hallan Madrigales heridos jajaja.

Todos reímos un poco hasta que Agustín y yo fuimos por las canastas que Julieta nos pidió llevar. Ella se nos adelantó y pronto me di cuenta de que el cielo se estaba haciendo oscuro. 

Al parecer Juli tenía razón, ya hay una Madrigal que seguramente se lastimo... o quizás se enojo como siempre.

Cuando Gus y yo tomamos las canastas empezó a llover. Truenos sonaban como fuertes tambores, rayos se pintaban en el cielo y desaparecían al instante y la lluvia caía en forma de largas cuerdas de agua.

— ¡Corre Ami! - Decía mi hermano quien corría un poco más rápido que yo e iba más adelante.

— ¡¿Que crees que hago imbécil?! - Respondí algo molesta por el estúpido comentario. ¿Me ve cara de floja o que?

En cortos minutos, llegamos a la casa Madrigal y Casita abrió sus puertas rápidamente al notar nuestras presencias.
Adentro, Alma no dejaba de decirle a su hija la del 'medio' que se calmara, esta última aparentaba estar haciendo lo posible por cumplir, sin éxito alguno. En eso, mientras Agustín y yo nos acomodábamos el cabello y dejábamos las cajas en en suelo para secarnos, Julieta entró en la sala principal con una arepa en la mano, esta estaba chorreando queso por los lados, se veía deliciosa, simplemente tan apetitosa, daban ganas de robársela y comérmela.

A la arepa, ¿no?

Dejen la cochinada.

En fin, Julieta trotó hasta llegar a donde su melliza se encontraba sentada intentando relajarse y parar la lluvia, la mayor le dio el aperitivo, la abrazó y se quedo a su lado. Cuando Bruno las vio ahí sentadas en el piso, copió la acción de Julieta y ambos abrazaron a la mas alta. Esta última fue cesando la lluvia y al dar el primer mordisco a la comida de su hermana, enseguida la mini tormenta llegó a su fin. El sol empezó a asomarse entre las nubes. Un pequeño arcoíris se formó sobre las cabezas de los trillizos. Todo paso muy rápido pero fue una escena muy tierna de hermandad.

Al ver como los dos mellizos se apresuraron en ayudar a su hermanita.

Díganme que no es considerado. Cambien mi parecer.

No me resistí y me lancé a abrazarlo por detrás. Los tres rieron y mi hermano mayor vino a copiar mi acción. Reímos un rato y Pepa se disculpó por la mojada que nos dimos.

— ¡Quédense a almorzar! - Dijo Alma. - Como agradecimiento por ayudar a mi hija. - Se refiere a Julieta.

Agustín y yo nos miramos. Luego, devolvimos la mirada a los Madrigal y nos volvimos a mirar.

— ¡Con mucho gusto! - Dijimos al unísono.

***

Nos quedamos ayudando a Julieta a organizar las cosas que tenía en sus canastas. Bueno, sin contar que también me comí uno que otro buñuelo.

— ¡Amira! - Gritó entre susurros. - Deja de comerte esos tu sola, dame uno. - Al inicio pensé que me regañaría pero esto es más común.

— Jajajajaja. - Nos dimos la vuelta rápido cuando oímos a alguien reír de una tierna forma detrás de nosotros.

Era nadie más ni nadie menos que la hermosa Julieta.

— No tienen que esconderse o susurrar para comer algo, ¿saben? Ustedes son nuestros invitados y pueden comer lo que sea de lo que yo haga. Les doy mi permiso. - Se cruzó de brazos y sonrió orgullosamente.

Se veía linda así, presumiendo lo bien que cocina.

Reí un poco ante su acción y extrañamente pude sentir como mis mejillas ardían.

Agustín estaba sonrojado y sonría bobamente.

— Bueno chicos, hora de almorzar. - Termino limpiándose las manos llenas de harina. - ¡¡PEPA!! ¡¡BRUNO!! ¡¡MAMÁ!! ¡¡A COMER!!

Julieta camino hacía el estante donde tenia los platos de comida de cada uno, con sus nombres escritos encima. Los platos de Gus y mío, no tenían nombres. Puso cada plato en su lugar, pero cuando iba a poner el de la señora Alma, que justamente su asiento estaba enfrente de nosotros pero de espaldas, tuvo que agacharse un poco y note a mi hermano mirando el trasero de Julieta, todo embobado.

Le di un codazo y para mi propia sorpresa yo también me le quede mirando.

Auxilio, ¿que me pasa?

No me puede gustar una mujer y menos si es la que a mi hermano le gusta.

Diablos, mundo cruel, ¿por que me haces esto?

Ay, Julieta, ¿tenías que ser tan hermosa y perfecta?

Continuará.....

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora