Parte 15

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Narra Julieta:

Se que estaba mal. Se que estaba cometiendo algo completamente imperdonable, no solo para Agustín, pero también para mi madre. E incluso, para el pueblo entero. Estaba cometiendo una atrocidad.

Aun que, si soy cien por ciento sincera, era la atrocidad mas linda del mundo.

Al principio, admito que si estaba celosa. El que mi Amira estuviese con ese chico no me agradaba mucho, sobretodo teniendo en cuenta que no tenía derecho a decir algo en oposición. Pero luego de lo que dijo, creo que me deje llevar por los impulsos. Los fuertes y confusos sentimientos se apoderaron de mi ser y simplemente la besé.

Junte nuestros labios como nunca antes lo había hecho con nadie, ni siquiera con Agustín. Lo raro era la emoción que esto me hacía sentir. Creía que por ser algo tan mal visto me haría sentir totalmente una persona de mal, pero si decía la verdad, esto se sentía demasiado bien. Como si no estuviese cayendo ante ninguna tentación maligna.

Quizás toda mi vida me engañaron...

No estaba segura de como se sentía ella en este mismo instante pero sabía que no le desagradaba por el hecho de que no buscaba a separarse. Tal vez, Ami también estaba igual de confundida que yo. 

¿Que nos estaba pasando?

Literalmente, estaba siéndole infiel a su hermano, pero parecía no importarle... ¿Debería parar?

En cierta forma estábamos haciendo algo malo.. Pero juro que no quería, no podía.

Sus labios sobre los míos combinaban a la perfección. De repente, nuestros movimientos también tenían un mismo ritmo. Si bien al inicio ella parecía tensa, ahora simulaba estar relajada, al igual que yo. Era como una necesidad que no sabíamos que teníamos por al otra. Como cometer un crimen en el cual la verdadera duda era, si estaba mal.. Y justamente eso, volvía esta situación aun más interesante.

Tengo que decir que nunca fui alguien de hacer cosas que estaban contra la "ley". Ley que mi madre impuso en nosotros. Ley que el pueblo y sus creencias nos obligaron a aplicar. Leyes que nunca me hubiera puesto a contradecir, si no fuera por ¿mi? bella Amira.
Ciertas por Pepa y Bruno, pero esas no importaban.

Me separé del beso, abrí mis ojos lentamente, aun con mis manos sosteniendo su rostro. Sin embargo, la seguridad que hace unos segundos tenía, se había esfumado y remplazado por miedo. La Velasquez parecía estar metida en sus propios pensamientos todavía. Su carita solo me decía que estaba procesando todo. Me miró fijamente, sus ojos brillaban a mi parecer, pero no decía nada con palabras. Por otro lado, nuestras miradas, la una en la otra, hablaban por si solas. Sentía que sabía lo que me estaba diciendo.
Y luego, ella por fin habló.

— No sabes cuanto me moría por eso... - Dijo con la confianza por encima de la cabeza. Después, se sonrojó al percatarse de lo que venía de decir.

Solo me limité a reír un poco en voz baja.

— Qu-quiero decir– No me tomes a mal– Ósea, quise decir– ¿Que acaba de pasar exactamente? - Sus palabras se entremezclaban y honestamente, era algo difícil descifrar lo que en realidad decía.

— Bueno... creo que vengo de besarte. - Le respondí volteándome para no tener que verla directamente. Subí mi vista al cielo, esperando una respuesta de su parte.

— Dios.. Dime, por favor, que esto no es un sueño. - Susurró lo suficientemente fuerte para que la pudiese escuchar.

El ambiente se encontraba calmado, callado pero relajante y cómodo. Justo como cada vez que estábamos solo las dos.

— Jeje, no es un sueño. Te lo confirmo. - La voltee a mirar y me encontré con su mirada algo confundida. Quizás porque ni ella, ni yo, entendíamos lo que sentíamos. Trate de darle una sonrisa para asegurarla. - Perdóname, por besarte sin tu consentimiento y sobretodo por haberlo hecho mientras salgo con tu hermano. Se que estuvo mal y–

— Ay Juli, parece que no escuchaste lo que dije antes.. Porque lo decía enserio. - Se acerco a mi, mirando de mis ojos a mis labios y de nuevo mis ojos. - Se que parecerá raro y se que esta mal, muy mal, por varias razones, pero no sabes lo mucho que me tienes hipnotizada.

Las frases no iban a salir de mi boca de ninguna manera. Primero, porque no sabía que decir. Segundo.... no había otra razón, en realidad.

— Me has tenido loca desde hace bastante.. y tan solo hace poco me di cuenta. Siempre solía ignorar tu existencia por mas mal que suene, nunca te di mucha importancia, ni mucho de mi tiempo para conocerte porque creía que no cambiaría nada en mi vida. Sin embargo, cuando mi hermano dijo que sentía cosas por su amiga de la infancia, ahí decidí que tal vez debía poner algo de ganas en conocerte bien para entender porque cayó en tus encantos. Creo que me deje llevar mucho con eso de descubrir porque... terminé cayendo yo también, jajaja. Antes, me parecías una chica linda, nada mas que eso. Pero ahora.... - Ante esa gran parte del sermón, decidí acostar mi cabeza sobre su hombro y dejarla seguir. - Y-y.. ahora eres mucho, mucho más para mi. Tanto que el simple hecho de que beses los labios del hombre al que he considerado mi figura a seguir, hace me hierva la sangre. El que le demuestres tu dulce amor, me hace querer ser el. Es que, eres tan perfecta, Julieta. No sabes lo mucho que me encantas. Cada parte de tu ser. Desde tus hermosos ojos marrones, hasta tu sonrisa tierna. Tu largo y suave cabello. ¿Alguien alguna vez te han dicho lo bien que te ves riendo? ¿O lo adorable que eres a la hora de preocuparte por alguien?

Alce mi cabeza, encontrándome con su mirada. Estaba asombrada por cada una de sus gentiles palabras. En mi corta vida, absolutamente nadie, ni siquiera Agustín, me había dicho algo tan lindo, con tanto sentimiento.

— Actualmente, eres la primera... ¿Enserio crees eso de mi? - No estaba cien por ciento segura de que todo fuera verdad.. No sabía si confiar en sus versos. Si ni siquiera yo misma creía eso de mi, ¿por que alguien mas lo haría?

Por ese corto momento se quedo callada. Luego vi como cerró sus ojos y suspiró, antes de ponerse de pie frente mío. Y ¿ahora que hacía?

Me ofreció su mano y al tomarla, me levanté con su ayuda. Justo después, se arrodilló ante mi.

— Mi dulce princesa de chocolate. - El apodo no estaba nada mal, sinceramente. - Permítame hacerla mas feliz de lo que cualquier otro ser podría. Déjeme estar con usted en las buenas y en las malas y te prometo que no te arrepentirás.

— Ami... yo.. es que..

Continuará.....

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora