Parte 7

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Narra Amira:

Estaba parada, recostada en el marco de la ventana de mi cuarto. Podía ver a Agustín caminar en dirección a la casa Madrigal cuando recién salió. El ya iba tarde gracias a que mamá no dejaba de tratarlo como a un niño y le comenzó a peinar y acomodar la ropa. Papá no dejaba de darle consejos de como tratar bien a una mujer. Yo escuché todo.

Sabía que al final de cuentas, Julieta si terminaría enamorada por el tonto de mi hermano, sabía que después de hoy vendrían mas citas y si todo marchaba sobre ruedas, no me sorprendería que sea tía de ese par en unos años.

Ah... el único problema es que eso no me gusta para nada.

Quisiera ser yo quién valla a una cita con Julieta. Quisiera ser yo de quién ella se enamoré. Quisiera ser yo quién le de esos hijos.

Lamentablemente, no soy lo que busca y jamas sería aceptada por nadie.

Era hora de entender que las cosas jamas pasarían como las sueño.

Tal vez mis padres tengan razón y ya sea momento de que yo también me busque un pretendiente. Después de todo, este pueblo tiene chicos simpáticos y de todas las clases. Quizás y encuentro un equivalente a Julieta.

Más por ahora ando con la flojera a tope así que la búsqueda empieza mañana después del trabajo, por ahora, me meto en los libros o me hecho a dormir.

***

Narrador omnisciente:

Un par de horas después, Agustín llegó todo emocionado y actuando como niña llena de felicidad, comenzó a dar brinquitos y grititos de alegría.

— A que no adivinas que paso en mi cita con Julieta. - Decía sin parar sus acciones.

Amira le regaló una mirada abrumada. No quería saber nada de esa miserable cita, pero no podía dañar la felicidad de su hermano. Así que, como pudo, falsificó una sonrisa y respondió:

— No, no puedo adivinar. Ya dime que paso. ¿Por que tan alegre?

— ¡La besé! Más bien, ella me besó. Bueno ambos nos besamos. Fue tan mágico, ósea, tan inesperado pero se sintió tan bien... - Agustín seguía hablando, contándole a su hermana lo increíble que la experiencia de juntar labios con la Madrigal fue.

Pero lo que el no sabía es que eso solo hizo que Amira se le detuviera el corazón por unos instantes.

¿Como era posible que tan solo en la primera cita ya se hubieran besado?

¿Tan bien conectan?

La joven peli negra automáticamente e involuntariamente no pudo resistir el hacer una expresión desanimada. Como si vinieran de darle una terrible noticia.

— ¿Ami? ¿Me estás escuchando? - La tristeza que la invadía no le permitió notar cuando su hermano se me había hecho en frente y agitaba su mano adelante de su cabeza.

— ¿Ah? ¡Ah! Si, si. Que bien Gus. Me alegra que ya tan rápido las cosas estén yendo super bien para vos.

— Mnmn... - El conoce a su hermana tan bien como se conoce a si mismo y sabía que había algo que no cuadraba. - Oye pulga... Tu tranquila, pronto te llegaré un chico que te respete y ame. Lógicamente tendrá que pasar sobre mi cadaver si quiere algo contigo.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora