Parte 21

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Narra Amira:

— Hay como odio cortarme... - Dije mientras lamía mis dedos, tratando de limpiar la sangre de estos.

Llevaba todo el día cociendo. Acabando con todos los pedidos retrasados, necesitaba liberarme de esos para concentrarme al cien por ciento en el regalo para Julieta. Necesitaba todo el tiempo del mundo.. primero para pensar. Segundo para recrear esa idea. Si es que la consigo. 

— ¡Ahhhg! ¡¿Por que es tan difícil pensar en algo?! - La sangre de mis dedos sin vendar se estaba chorreando por la pagina de la libreta en la que solía dibujar vestuarios.

Era un viejo pasatiempo de cuando era una adolescente y ya hacia tiempo no lo hacía, por lo que hoy era el día perfecto para hacerlo.

— Piensa, piensa, piensa.... ¿Que le gustaría a mi Julieta? Algo que el torpe de mi hermano no piense darle, por supuesto.

— ¡Buenas, buenas! ¿Aun esta abierto? - Esa voz es nueva.

Levanté la mirada extrañada, la voz me era conocida pero se escuchaba diferente. ¡El extranjero! ¡¿Que la paso a su tono masculino?! ¿Se constipó?

— Pero si tu eres ese muchacho amigo de Julieta, ¿no? ¿Por que hablas tan agudo? - Me levanté de mi asiento y me acerqué a este, mirándolo con despreció. Sigue siendo un tipo cualquiera que corre con la suerte de vivir en la misma casa que los Madrigal...

— A-ah... si. Pero, emnm.... Mi nombre real es Gabriela, y soy mujer.. - ¿Me está tomando del pelo? - Mira, eres costurera, ¿verdad? Necesito ropa femenina.

La verdad no podía hablar. Por mi cabeza pasaban cientos de cosas. Desde "y ¿este de donde salió?" A "Y ¿si es pobre y no me paga?". Soy una persona muy, muy amable, lógicamente haría el trabajo que me piden, pero tengo estándares. Soy tremendamente gentil que no pienso mover un dedo para el. Digo– ¿ella?

— Lo siento, terminé mis pedidos para justamente, quedar libre. Además, no te conozco. Ya ni se si eres hombre o mujer. ¿Enfermo mental? - Despeine su cabello, quien sabe que me encuentre ahí. Piojos, cuchillos, sangre, bichos, plantas. Muchas opciones.

— ¿De que hablas? ¡Suéltame! - Empujó mis manos y se alejó con una mirada desconcertada. - No estoy enfermo mental, soy una chica, simplemente pretendí ser hombre por un tiempo y es hora de salir a la luz, por lo que necesito ropa femenina. ¿Me ayudas o no? Te voy a pagar.

Dinero.

Que lindo suena eso.

— No lo se. ¿Que necesitas específicamente? - Me cruce de brazos, expectante a lo que pediría. Sabía que fuese lo que fuese me retrasaría en mi regalo para Juli, pero dinero es dinero y eso ayuda.

— No se.. - Tenía que salir un tipo culero. - ¿Una falda y una camisa?

Mnm... es algo simple, y le puedo cobrar caro.

— Bien, puedes venir mañana y te tomo medidas y me dices los detalles. - Le extendí la mano para que las entrelazásemos. Entre mas rápido me librase del chico que resulta ser chica mejor.

¡A casa platita!

— Esta bien, gracias.. - Me tomo de la mano y sonrió alegremente. Bueno tampoco parece alguien tan malo, al final de cuentas. - Por cierto, creí que Julieta estaría contigo y Agustín.

Pero sigue sin darme confianza.

— A-ah.. eso.. No me siento muy cómoda cuando estamos los tres juntos. - Solté su mano y camine hasta la silla intentando evitar cualquier contacto visual.

Esto se iba a poner raro.. lo podía presentir.

— ¿Sabes algo? - Si, se mucho. Se sumar, restar, multiplicar, dividir... no, espera, dividir casi no... - Se te notan bastante los celos cuando Agustín esta cerca de Julieta. Eres.. muy, muy mala para pretender.

Le volteé a mirar con los ojos abiertos de par en par. ¿Soy tan evidente?

— ¿Quien–?

— Julieta y Pepa las delataron esta mañana. - ¡JALDHAODYUABEKA! - ¿Te puedo hacer una pregunta? - De repente, su tono de voz cambió, se hizo mas inseguro y silencioso.

— ¿Que? - Yo por otro lado, hablaba de forma firme y algo golpeada. Repito, el o la tipita no me agrada.

— ¿No sientes culpa? ¿Remordimiento? ¿No te sientes anormal? ¿Como única en el mundo? - El o la morena agachó un poco la cabeza apoyándose en la rejilla del local. Su sombrero no me permitía verle a los ojos, pero sabía que estos habían perdido levemente su brillo.

— La verdad, si. Muchas, demasiadas veces. Incontables. De ves en cuando lloró en silencio... Siento que le falló a mi hermano, que quizás estoy metiendo presión en Julieta, que no soy suficiente y que de alguna manera lo que hacemos es.. simplemente inaceptable. Pero al mismo tiempo, se siente infinitamente bien. Es.. - Dude un segundo, pensando en que palabra usar. - Complicado. Como una mezcla de emociones. Se siente bien y mal, al mismo tiempo. Sin embargo, prefiero dejarme llevar por ese lado positivo. - La muchacha me miro y sonrió un poco, por lo que me devolví aquella sonrisa. - ¿Por que la pregunta? ¿Que, te quieres meter en mi vida?

La volví a mirar amenazante, pero esta vez era mas bien en broma.

— No creo que pueda decírtelo. - Yo me abro a este y no es capaz de hacer lo mismo. Por supuesto.

Empezó a caminar en sentido contrario con una inmensa sonrisa traviesa pintada en esa cara. ¿No se peina? Tenía el pelo en toda la cara.

— ¿Que? ¡¿Por que no?! ¡Yo te conté mis sentimientos! - Su escandalosa voz retumbó en mis oídos en lo que se reía y desviaba su mirada hacia mí.

— Bien. Tienes razón. Puede.. que tenga una especie de.. ¿amor? Por una Madrigal..

TENÍA QUE SER PVTA

¡¿Como?!

¡¿UNA MADRIGAL?!

No lo pensé dos veces y corrí hacia el extranjero. Abrí la reja, este solo me miraba confundida, tenia la mente en blanco en ese momento. Creía estar cien por ciento segura de que hablaba de Julieta, por lo que el enojo se apoderó de mi ser completamente y sin un segundo de reflexión me abalancé a el.

— ¡¿DE QUIEN DEMONIOS HABLAS?! - Si no fuera por que se que es casi imposible de que alguien me tenga miedo a mi, hubiese supuesto que si me temía.

La posición era incómoda, fácil de malinterpretar por quien fuese que pasase pero valía un pepino. Yo estaba sobre ella, al haberme tirado encima, los dos caímos al piso.

— ¡Pepa! ¡ES PEPA! - Ahhh... ¡con razón!

Ups.

— Oh. Yo emn... Lo siento. - ¿Que le digo? ¿"Bromita"? - Creí que sería Juli.. Ya.. nmm.. - Comencé a levantarme del suelo, sacudí mi ropa por el quizás exceso de polvo en esta y luego extendí mi mano a la extranjera, otra vez. - Puedes irte.

— Si, si, eso creí... - Aun sonaba asustado, ¿me pase? Para nada, si yo soy un pan de Dios. Tan santa como el mismo diablo. - Mejor nos vemos mañana.

Asentí y lo último que vi fue su sonrisa nerviosa.

No pues, ya ni un error super chiquito aceptan.

..Cuando lo pienso dos veces..

¿Dijo que le gusta Pepa Madrigal?

¿Que gustos son esos?
Gustos masoquistas.

Salió masoquista la extranjera.

Continuará....

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora