Parte 18

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Narra nuestra queridísima Amira:

Las semanas habían pasado como torrentes. Debo admitir que efectivamente tenía razón al respecto de que las cosas entre mis padres y yo cambiarían drásticamente. Sobretodo entre el mal nacido de mi papá y yo. Incluso el incidente hizo que la relación de mi hermano y Santiago cambiase a una más fría. A la hora de la cena, cuando todos compartíamos una comida juntos, "en familia", nunca faltaban las miradas asesinas que atravesaban la mesa. Habíamos quedado de que no volveríamos a hablar del tema. Mi padre me amenazó con volverme a pegar y/o ponerme un castigo mayor si volvía a decir que me gustaba una chica. Entre todos los Velasquez decidimos no hablar de aquel tema de nuevo. Se ocultó la verdadera razón del porque ese correazo a Agustín, ya que según papá, "entre menos personas sepan lo enferma que estas, mejor".

Por otro lado mucho mas bonito y romántico, la situación con Julieta no hecho mas que mejorar. Si, si, estoy de amante con la novia de mi hermano, puedo vivir con ese cargo de culpa. Todos los días después de lo sucedido en mi casa, Julieta sacaba parte de su tiempo para que pasásemos cada tarde en la colina.

Nuestro lugar.

Ahí solíamos hablar por horas y horas hasta que anocheciese. Si, había uno que otro besito que se colaba entre esas charlas, pero ¿quien dijo que nos quejamos por eso? Era lindo pasar el tiempo con ella. Aveces sentía que este mismo se detenía a su lado pero que de igual manera todo ocurría muy rápido.

Sentía que no aprovechaba lo suficiente de los pocos momentos que tenía para las dos.

Habían días en los que Julieta por culpa del cansancio se acostaba en mi regazo y se dormía un buen rato mientras yo solo me quedaba admirando su belleza. Se veía tan tierna, tan frágil, tan atractiva. Daban ganas de comérmela a besos.

De la manera cariñosa y amistosa.

Dejen la cochinada.

Otras veces, le gustaba descansar recostada en mi pecho y sentada entre mis piernas. Era un poco incómodo gracias a mi falda, pero no había forma de que no disfrutase ese momento. Adoraba tenerla cerca mío. Su aroma a menta y la suavidad de su cuerpo y cabello. La tranquilidad que emitía su presencia. Todo de ella era perfecto. Y todo me encantaba. Sus abrazos eran los más cálidos y me hacían sentir que no todo era en vano. Sus besos me llevaban hasta la Luna y de regreso.

Sin embargo, ambas cargábamos con en el inmenso peso de la culpa. Estábamos traicionando ferozmente a un ser muy amable. Pero en la vida a veces uno tiene que tomar ciertos riegos de un nivel extremo. No estaba segura de que esto fuera lo correcto a hacer, pero tampoco quería quedarme en una esquina admirando la relación que conllevaban mi hermano y Julieta. ¿Que harían ustedes si la persona por la que su corazón late a mil, esta con su hermano mayor, es una persona de su mismo género y no manera alguna otra para estar con ella? En ciertos días la culpa me corrompe demasiado y siento que de solo verle la cara inocente de Agustín, voy a perder la cabeza. Le tenía rabia, envidia e incluso despreció, sin embargo, mis sentimientos positivos hacia el no cambiaban. Después de todo era mi hermano.

— ¿Ami? ¿Me estas escuchando? - Dijo la hermosa Julieta sacándome de mis pensamientos momentáneamente.

— ¿Ah? Si, si. Disculpa, solo me quede pensando en algo. - La Madrigal me miró confundida, como me estuviese pidiendo que le contase la razón de mis constantes pérdidas mentales. - Solo estaba pensando en.. ya tu sabes.. ¿Esta bien que hagamos esto? - Continue mientras me acercaba un poco mas a ella.

A lo cual ella respondió alejándose y mirando hacía ambos lados, ya que estábamos a mitad del pueblo atendiendo a los habitantes. Que imprudente soy.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora