Parte 24

187 18 55
                                    

Narra Julieta:

— Santos cielos, Pepa. Deja de comportarte como una niña y madura de vez por todas, ¿quieres? Es hora que tomes en cuenta tu deber y te hagas responsable por ello. - Mi tono firme y mi expresión seria hicieron que mi hermana me mirase algo sorprendida, ya que no era común que lo usase con ella.

Pero es que ya me estaba sacando de mis casillas el que me tratase como si yo solo me dejase manipular por mamá a cada rato.

Yo tomo mis propias decisiones sin el consentimiento de mi madre, ¿verdad?

....¿Verdad...?

— ¡Bien! Señorita perfecta Julieta, ya veremos como le dices eso a tu amante. Y ya veremos como quedas a futuro cuando ya no tengas de otra mas que acostumbrarte al amor no correspondido de tu pareja. - Pepa se cruzó de brazos y mantuvimos silencio poco después.

En eso recordé que su don estaba mal funcionando hace rato, por lo que miré a su gigantesca ventana y noté que parecía ya haberse arreglado, pues el cielo estaba igual de nublado que su cabeza.

Al no tener nada mas que decir, salí de su cuarto, no sin antes darle un fuerte abrazo como disculpa por la pelea. Era algo nuestro. Algo de los trillizos Madrigal.

— Iré a preparar la cena. Te espero abajo. - Mi melliza asintió y me acompaño hasta la salida, sin embargo, ya al estar afuera, ambas tomamos caminos diferentes.

Ella se fue a la habitación de Gabriela, era totalmente lógico, y yo me dirigí a la cocina.

Pero... mientras cocinaba se me hizo demasiado difícil concentrarme en lo que hacía. Tenía en la cabeza las palabras de Pepa.

"¿Ah si? Entonces terminarás con Agustín como me habías dicho y te quedarás con Amira a si sea a espalda de mamá, ¿no?"

Ojalá pudiera hacer eso...

Pero mamá se enfadaría muchísimo conmigo si lo hago, el propósito era enorgullecerla, no hacer que me deteste. Se supone que todo el pueblo cuenta con nuestra familia, nuestros dones, con mi hermana y conmigo.

Sobretodo conmigo.

— ¡La cena esta servida! - Grite esperando a que llegasen mis comensales, por así decirle a mi familia, jeje.. Supongo que ya estaba intentando de animarme a mi misma con estupideces.

— Ahh.. muchas gracias por cocinar otra vez, mi amor. - Ni siquiera me había dado cuenta de cuando es que mi madre se había parado a mi lado.

Ella solo tomo mi mejilla y la besó de forma tan maternal que me recordó los viejos tiempos. Mi madre no era alguien de mal, solo se preocupaba mucho por todos.

— No hay de que, mamá. Siempre es un placer para mi. - Le regale una sonrisa y luego junto a ella me senté, esperando a mis hermanos y a la extranjera.

— Jajajaja, ¿tu crees? ¿No es algo arriesgado? - Decía Gabriela llegando cogida de la mano con mi melliza.

Se que Amira no es prudente, pero estas dos tampoco lo son.

... Amira...

Mi bella y adorable Amira.

Daría lo que fuera por estar a su lado durante el resto de mi vida, si no fuera porque soy una Madrigal enserio lo haría. Se que no se lo digo a menudo, pero de verás la amo como no he amado a nadie más antes. Todos los días pienso en ella. Todos los días esta clavada a mis pensamientos. Todos los días nos vemos, pero no todos los días nos podemos tratar como algo mas que simplemente "amigas". Lamentablemente, no siempre le puedo besar, acariciar o incluso abrazar como yo quisiera. A cada rato hay que mantener un personaje, por así decirlo, y era agotador.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora