Parte 27

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Narra Julieta:

— Chao, bonita. Nos vemos luego. - Me quedé ahí, recostada en el marco de la puerta principal, esperando a que la silueta de la persona a la que ama se desvaneciese en la distancia.

Sabía que algo me ocultaba. Estaba casi totalmente segura de que tenía que ver con esa misma "larga historia" de la que Agustín y Amira no quisieron hablar ayer.

Y... también creo que tiene que ver las fuertes marcas que la Velasquez tenía esa otra vez en su espalda...

Desearía que así no fuera, pero sospecho que hay muchas cosas ocurriendo en la cada de los Velasquez, y que todo gira alrededor de Amira.

Pero, ¿que?

¿Que puede ser tan grave como para que Amira se sintiera tan desesperada por irse? ¿Que puede ser tan grave como para que ambos hermanos hicieran lo que podían para que no preguntase por tal "historia"? ... ¿Quien pudo haberle hecho eso?

Y en eso, recordé la vez en la que mamá le pego Pepa, ella fue la que recibió el golpe de Bruno y el mío. Bueno, al menos los primeros. Un cuarto lo recibí yo, y el otro Bruno. Fue ya hace mucho. Me acuerdo de ese día con varios sentimientos encontrados. Entre esos, rabia, decepción, demasiada nostalgia y más cosas. Sin embargo, lo importante aquí es que inmediatamente me percaté que quizás esas heridas que Amira tenía, tenían que ver con una clase de castigo como ese. No me imagino a su madre haciendo algo así, por lo que solo me quedaba pensar que el señor Santiago había golpeado a su propia hija. Ahora la pregunta que quedaba era la mas difícil de descifrar... ¿por que?

— ¿Julieta? - Me volteé a ver quién me llamaba, a pesar de ya saberlo. - ¿Que haces aquí, y así vestida?

— Nada. Solo.. tomaba algo de aire. - La mirada de mi hermana me mostraba que no me creía en lo más mínimo. - Y-y por ello, ya me iré a alistar.

— Como gustes. Pero, tranquila, que yo se que no estás aquí por "aire". ¿Que se te escapó? ¿Cual de los dos vino a verte anoche? - Al escuchar eso último, mi piel se erizó casi al instante. ¿Como supo? - Por la manera en la que estabas observando la nada, puedo deducir que era la muchachita esa, Amira.

Ay, tenía que ser mi hermana.

— ¿Como te diste cuenta?

— ¿Crees que no escuché como la metías a la casa a mitad de la noche? - ¡Papayas! Y ¿si mamá también escuchó? - Vale, que con tu silencio me lo dices todo, hermanita, jajaja.

— Bueno, si. Vino a visitarme a oscuras solo porque su padre la castigó, y no puede salir de su casa o de su local. Es todo. Solo queríamos tiempo a solas.. ya sabes, llevó toda la semana aguantándome a Agustín. - Honestamente, opinó que eso sonó un poco mal.

— Ya veo, que dulce de su parte. - Valla que es buena para cambiar de tono y desviarse de tema rápido. - A ver, ¿que es lo que no me estás contando? ¿Cogieron?

¡¿Que–?!

¡¿Por que no lo vi venir?!

El rostro me empezó a arder increíblemente. El cuerpo me comenzó a temblar un poco y de repente, me pude hacer imágenes mentales que no quise. De verás no quise. Lo juró.

— ¿De que hablas? - Tenía bien claro que fue lo que paso anoche y que ese "eso" no paso, pero no podía evitar sonrojarme ante solo pensarlo. - Nada de eso paso. Lo digo enserio.

— Ay, ¿de verás, de veritas? Absolutamente nada de... - Mi melliza aplaudió delicadamente, traté de mantener mente fría e inocente, sin embargo, fallé rotundamente.

— No, no hubo nada de cosas impuras anoche. Has que eso entre en tu cabeza. Ahora si me permites, me voy a cambiar. - Tan solo entre a mi cuarto, le cerré la puerta en su sonriente cara traviesa para ver si así me dejaba en paz.

— ¡Te esperó abajo! - Abajo... caray, tengo que apresurarme si no quiero un regaño por parte de mamá al no haber empezado mis labores.

Cosas impuras... Mnm... Rayos, no quería pensar en ello, no son el tipo de sujetos que alguien como yo debería estar pensando en. ¿Verdad?

Digo, se que se supone que son cosas completamente "normales" en el ser humano, pero no considero que debería estar haciendo escenarios de esa clase con Amira.

Lo mejor sería concentrarme en preparar el desayuno, y la comida del pueblo.

— Listo. Buenos días, familia. - Las miradas de mi madre, mis hermanos y mi amiga se posaron sobre mí como si me tratase de un bicho raro.

— Mija, ¿ese milagro que fuiste la última en levantarte? - ¿Que se suponía que debía decir ahora?

— Amnm... Es que.. últimamente he estado muy cansada, creo que por fin me desquité con ese sueño, jaja. - En parte, no era mentira. Por lo cual no había forma de que me sacasen otra verdad.

— Oh, pobre de mi hermana. - El sarcasmo en el tono de voz de Pepa era totalmente desconcertante.

Me daban ganas de meterle un zape a ver si así se callaba la boca de una vez por todas.

— Mnm... ¿Alguien entró anoche a la casa? Escuché las puertas abr– ¡Auch! Y, ¿eso por que? - Mi melliza le dio un codazo a su adorada mejor amiga. Bueno, fue una excelente idea pero hubiera preferido que Pepa también recibiese uno.

— ¿Como que alguien se nos metió anoche? - Mnm... Justo lo que no quería que pasara... Gracias Gabriela. De verdad, te lo agradezco.

— Nadie se metió, mamá. Fui yo. Salí para tomar algo de aire y dar una corta caminata, ya que, emn.. no podía dormir. Luego de ello, logré conciliar el sueño más fácilmente. - Lo que más amaba de ser trillizos, o en general de tener hermanos, era que podía contar con ellos dos, sin importar que.

En este caso, le debía un favor a Bruno, y una cachetada a Pepa.

— Bien. Dicho eso, no demoraré mas y en unos minutos les tengo el desayuno. Mamá, perdona mi retraso. No volverá a ocurrir. - Mi mamá nada más me miro poco convencida y me hizo señas de que no me preocupara por eso.

Desafortunadamente, sabía que venía de clavar una espina de duda en mi madre. Venía de causarle mas intriga por saber la verdad de mi insomnio.

En lo que amasaba la mezcla para las arepas y buñuelos, el recuerdo de los besos de Amira, de sus caricias y sus leves toques; de la calidez de su cuerpo y necesidad por estar conmigo, volvieron a mi. Tanto me amaba que se notaba a leguas que no podía vivir sin mí. A mi parecer, era algo dulce de su personalidad. Me encanta pensar que tanto ella como yo, compartíamos esas ganas tan incontrolables por estar con la otra.

Tendría que esperar a esta noche con gran anhelo por que llegase, y por poder tenerla de nuevo así de cerca.

Muy cerca... Mas cerca...

Continuará....

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora